miércoles, 26 de junio de 2013

Asleep - Cap: 9

Nick se da la vuelta y me entrega un refresco y un perrito caliente, empujándolos en mis manos antes de que pueda negarme, dándose la vuelta hacia la chica en el puesto para tomar un par para él mismo.
—No, dije que estaba...
—Lo sé, pero ya que éste es tu primer partido, no quiero ser acusado de no darte la experiencia completa. —Su sonrisa me desarma.

—Está bien. Gracias.
Inclina su cabeza hacia abajo, hacia mí, con sus ojos negros como la noche, y mi respiración se detiene.
—De nada —dice, con una sonrisa en su voz.

Nos acercamos a una mesa repleta de condimentos, la mayoría de los cuales se han derramado. Ponemos salsa de tomate a nuestros perritos calientes, mostaza y condimentos, y nos los comemos, derramando condimentos en el ya salpicado suelo. Es la mejor comida que he comido.

Hacemos nuestro camino de regreso a las gradas al mismo tiempo en que los equipos regresan al campo. Hay más aplausos, aunque no tan entusiastas como cuando el juego comenzó. Nick está de pie junto a mí, sólo de vez en cuando tiene que explicar las jugadas o reglas del juego.

Pero no está de pie con su brazo a mi alrededor, para mi decepción, pienso con más claridad y me doy cuenta de cosas que no había notado antes. No hay mucha gente prestando atención al partido. La mayoría de los que lo están viendo son los padres. Todos los demás están dando vueltas, hablando y riendo, sólo regresando al juego cuando una buena tecleada es hecha, o cuando puntos son anotados.

Mientras estoy observando a mí alrededor es cuando la veo. Demi se encuentra un par de filas por encima de mí y una sección lejos. Me está mirando fijamente. La ferocidad de su mirada me aturde. Nunca vacila, aun cuando sus amigos hablan animadamente con ella. Debe de haber estado observándome desde hace algún tiempo porque ninguno de ellos siquiera parece darse cuenta de su concentración, o buscan lo que ella está mirando.

Me giro rápidamente hacia adelante, con los ojos en el partido, pero con mi mente en ella. No estoy segura de por qué me odia tanto. He intentado tan duro permanecer fuera de su camino y no irritarla más de lo necesario. Al parecer, mi presencia en el partido de futbol es suficiente para reavivar su odio en su totalidad. Trato de seguir el partido, pero ahora es como si pudiera sentir sus ojos en mí. Miro rápidamente hacia atrás y confirmo que todavía sigue mirando.

Después de algunos vistazos, Nick me mira, y luego detrás de mí para ver lo que estoy viendo, y luego de nuevo a mí. —¿Todo bien? —me pregunta.
Miro hacia atrás y veo que está de repente, atentamente interesada en la conversación a su alrededor. Mis ojos se estrechan en sospecha. Sonrío a Nick. —Sí, todo está bien.
Él me sonríe de regreso. Nuestro equipo anota un touchdown y su atención se dirige de nuevo al campo, silbando y aplaudiendo. Doy un rápido vistazo hacia atrás y veo que ella está de nuevo mirándome ferozmente. Suspiro. Sería bueno tener sólo un día fácil en mi vida.

***

Nuestro equipo acaba de ganar en un muy emocionante gol de campo de desempate. El pateador es alzado sobre los hombros de sus compañeros y llevado sobre el campo de esa manera, las porristas están saltando arriba y abajo, las personas chocando los cinco y gritando, y todo eso se aleja cuando Nick tira de mí en un improvisado abrazo de celebración, levantando mis pies del suelo mientras me sostiene. Rodeo mis brazos alrededor de su cuello por seguridad por la repentina sensación de ingravidez. La sensación de su sólido cálido cuerpo presionado estrechamente contra el mío es diferente a todo lo que he experimentado antes. 

Es simplemente un abrazo de oso para él, pero en ese momento, sé que cualesquiera que sean las consecuencias a las que me enfrentaré si mi ausencia es descubierta, valdrán la pena por este momento. Toma algo de tiempo para hacer nuestro camino hacia abajo desde las gradas con todas las celebraciones. En un momento la mano de Nick es arrancada de la mía por la marea, así que me arropa bajo su brazo, sosteniéndome firmemente contra su costado.

Después de un minuto o dos de tratar de averiguar qué hacer con mi mano que está torpemente atrapada entre nosotros, la envuelvo suavemente contra su cintura. Una vez que salimos de la multitud, debería haberme liberado, pero en cambio conserva su agarre. Llegamos a su coche y cede su agarre para sacar las llaves de su bolsillo.
La pérdida de su calor y el frío aire nocturno de otoño me hacen temblar.
—¿Tienes frío? —me pregunta.
Me rodeo con mis brazos.
—Un poco, pero sobreviviré.
—Aquí, tengo una chaqueta... —Abre el baúl, sacando una sudadera con una cremallera frontal. Empujo mis brazos dentro de la chaqueta demasiado grande. Alcanza la cremallera y la cierra, y luego frota sus manos arriba y abajo sobre mis brazos.
—¿Mejor?
—Sí, gracias. ¿Qué hay de ti, sin embargo?
—Difícilmente atrapo un resfriado. Mi mamá dice que mi papá y yo fuimos hechos en hornos.

Él abre la puerta del coche, la cierra detrás de mí, y corre a su lado. Arranca el coche, tomando algo de tiempo para encender la calefacción.

—¿Te gustó el partido? —pregunta mientras tratamos de salir del estacionamiento, que todavía está repleto de chicos sentados en sus coches, parpadeando sus luces y tocando sus bocinas.
—Sí, realmente me gustó.
—Lo captaste con bastante rapidez. Mi papá ve el futbol en la TV todo el tiempo, pero después de todos estos años mi mamá aún no tiene idea de cómo funciona— Esta queja la da con la misma divertida frustración que he escuchado antes cuando habla de ella. Me pregunto cómo sería tener una mamá digna de tal amor. Incluso más, me pregunto cómo sería ser el receptor de tal emoción de Nick.

—Fue muy divertido. Estoy contenta de haber venido. Gracias por invitarme.
Se inclina a través del asiento y aprieta mi mano que se encuentra en mi regazo, y sigue sosteniéndola por el resto del camino a casa. Se detiene en el lugar de siempre, lo que inician las mariposas en mi estómago por lo que voy a encontrar en casa. Si he tenido suerte, ellos aún no estarán en casa. Sí, claro, ¿desde cuándo he tenido ese tipo de suerte?

Desde que él entró a tu vida, otra voz responde, sorprendiéndome con su veracidad.
—Esta es tu parada del autobús —dice mientras abre mi puerta. Salgo, empezando a quitarme la chaqueta para regresársela. Su mano en la mía detiene la acción.
—Consérvala. Puedes dármela después.
—¿No tendrás frío? —pregunto.
—Horno interno, ¿recuerdas?
—Está bien, entonces, te la llevaré el lunes.
—Escucha, me preguntaba si podrías querer ir a hacer algo mañana.

Por supuesto que quiero, más de lo que alguna vez he querido algo en mi vida. Esa no es mi realidad, sin embargo, tener lo que quiero.

—Lo siento, me gustaría poder, pero no puedo.― La decepción se refleja en sus ojos. Él asiente con la cabeza.
—¿Estás segura que no puedo llevarte a casa? Está oscuro aquí afuera― Si supiera que el peligro no está aquí en la oscuridad, sino en la “seguridad” de mi casa.
—No, estaré bien. Gracias de nuevo. No había tenido tanta diversión en tanto tiempo como puedo recordar.

Él sonríe, tira de mí en un rápido abrazo que da testimonio de su horno interior, liberándome antes de que pueda reaccionar lo suficiente como para poder levantar mis brazos para devolverle el gesto.

—Te veo el lunes en la mañana entonces.
—Está bien. Nos vemos luego.

Lo veo marcharse, y luego camino hacia mi casa a oscuras. El coche no está en el camino de entrada, pero todas las luces apagadas son una buena señal. Me escabullo a la parte trasera y trepo hasta mi ventana, que había dejado desbloqueada antes de irme. Subo tranquilamente, de mala gana quitándome su chaqueta, lista para irme a la cama. 

Saco las sábanas, moviendo las almohadas que había colocado en mi cama para que lucieran como si estuviera ya en la cama. Las posibilidades de que uno de los dos en realidad viniera a verme eran escasas, pero es mejor estar preparada para todo, lo he aprendido. Justo antes de caer en la cama, tiro de la chaqueta fuera de la silla, cerrando la cremallera hacia arriba con fuerza. Trepo a la cama, acurrucando la chaqueta cerca de mí. Huele como él, pienso, mientras tomo una respiración profunda en los pliegues del material. Vuelvo a vivir la noche, empujando fuera de mi cabeza las partes malas, especialmente a Demi, reviviendo lentamente cada momento en el encuentro mi mano en la de él, o a mí en sus brazos. Con un contento, feliz suspiro, me deslizo en el sueño.

Si puede haber tal cosa como un fin de semana tranquilo en mi casa, es este. Independientemente, de lo que fue la noche del viernes para mis padres, esto de algún modo proporcionó una pequeña dosis de felicidad a mi mamá. No es que ella se haya transformado inmediatamente en una especie de madre amorosa, pero las humillaciones son pocas, las quejas acerca de mi trabajo casi no existen, y no he recibido ni un pellizco o manotazo.

No puedo dejar de pensar en Nick. La mañana del lunes no puede llegar lo suficientemente rápido, no importa cuán inusualmente tranquilo esté siendo el fin de semana. Me pregunto dónde está, qué está haciendo. Me pregunto con quién está, y estoy celosa de cualquiera que este con él, no importa quién sea.

Nunca hubiera imaginado que la escuela fuera algo para anticipar, pero aquí estoy de nuevo, corriendo para alistarme y salir por la puerta. Sólo desearía tener algo de ropa que no se viera como el elemento obvio de segunda mano que es. Más que nada poseo camisetas y sudaderas sin forma, ropa anónima. Por primera vez, desearía algo más femenino.

Corro hacia la esquina, y luego camino lentamente en caso de que Nick ya esté allí. Lo está. Sonrío, preguntándome cuan temprano tendría que aparecer por aquí para ganarle. Estoy usando su chaqueta en el aire frío de la mañana, habiéndola tenido primero escondida bajo mis libros cuando salí de la casa. Podría simplemente haberla cargado, pero quería sentirla en mí una vez más.
—Hola —me llama.
—Hola —le respondo, con timidez, avergonzada, ahora, que estoy usando la chaqueta.
Acomodo mis libros y comienzo a desabrocharla.
—Gracias por prestarme esto —empiezo.
Envuelve su mano alrededor de las mías, deteniéndome.
—Consérvala. —Mi mano fría es calentada por la suya.
—No puedo...
—Hace frío aquí afuera. —Aprieta mis manos—. Puedo decir que tienes frío. Además, tengo muchas más.
—Está bien, te la devolveré después de la escuela. Estoy segura de que estará más caluroso entonces.
Mientras viajamos en la cálida comodidad de su coche, él extiende su mano.
—Aquí, dame tu mano y la calentaré.
Cautelosamente coloco mi mano en la suya, pensando que esto se siente un poco demasiado como simplemente estar tomados de la mano, algo que nunca he hecho con nadie más. Entonces decido que estoy sobre-analizando todo este asunto. Claramente, él sólo está tratando de ayudar, y estoy muy agradecida por el bien de mi fría mano, de todos modos.
—Quería decirte qué... quiero decir, lo que quería decir era… —Su voz es extrañamente insegura, vulnerable. Se aclara la garganta, y luego comienza ese movimiento completamente distractor, el frotar minuciosamente su pulgar sobre mi palma. —Me divertí mucho contigo la noche del viernes.
—Yo también― Abre su boca, la cierra de nuevo, aprieta la mandíbula una vez antes de decir:
—Me preguntaba si estarías dispuesta a darme tu número de teléfono para que yo pueda, ya sabes, llamarte alguna vez.

Me pregunto si es normal que sea una cosa tan importante tener el número de teléfono de alguien. Sin haber tenido jamás un teléfono, o un amigo, no tengo idea.
—Estaría encantada de dártelo si pudiera.
Me da un vistazo, frunciendo el ceño con esa encantadora mirada desconcertada que a veces tiene.
—¿No te permiten dar tu número?
Agacho mi cabeza, ahora avergonzada.
—No tenemos teléfono.
—Oh —Eso lo frustra. Está en silencio durante un minuto—. Bueno, eso apesta.

No puedo evitarlo. Me echo a reír. ¿Eso apesta para él? ¿Cómo piensa que es para mí? Aunque, es cierto, no me haría mucha falta ya que no hay nadie a quien quiera llamar y mucho menos alguien que quiera llamarme. Sonríe a mi risa. 
—El sábado y el domingo fueron días largos. Tenía muchas ganas de hablar contigo.

Estoy sorprendida de cómo sus pensamientos se hacen eco de los míos, pero aún más sorprendida de que él haya siquiera pensado en mí después del partido. Sorprendida de que el oírle decir eso me haga entrar tanto en calor.
—Para mí también fueron largos —le digo.
—¿Crees que podrías ser capaz de salir de nuevo este fin de semana?
—¿Cuándo? —Me escucho preguntando, sabiendo que es completamente imposible.
—Bueno, sería bueno si pudieras el sábado. Mi mamá es famosa en... bueno, más o menos en cada festividad. Pero ya que Halloween está casi aquí, ella tiene prevista su gran cena anual de Halloween para este sábado.
—¿Quieres que yo vaya a la cena de tu mamá? —Estoy sorprendida.
—No es una gran cosa, ni nada —se apresura a decirme—. Ella tiene esta gran cena festiva la mayoría de los días de fiesta antes de las vacaciones reales. Una especie de tradición, pero en cierto modo divertida también, supongo. Sólo pensé que podría gustarte.
—¿Quién estaría allí? —pregunto.
—Sólo mi familia.
Me siento un poco mareada con la idea de estar allí con una familia funcional, o donde sea en realidad. No he tenido mucha experiencia en todo lo que tiene que ver con las familias normales.
—¿Pero tu mamá no se enfadaría si me llevaras tú cena familiar?
—En realidad, ella te invitó.
—Pero... ella ni siquiera me conoce.
—Le he contado sobre ti y le gustaría llegar a conocerte.― El pánico me inunda. ¿Por qué iba a querer conocerme a mí? Leyendo mi mente, dice: 
—A ella le gusta conocer a todos mis amigos.
—Oh. —El miedo disminuye un poco. Eso tiene sentido, supongo. Esa es probablemente la forma normal de operar de la mayoría de las mamás.
—Pensé en decírtelo ahora y entonces puedes tener la semana para pensar en ello de nuevo. Me parece que tienes mejor suerte en conseguir venir de esta manera.
Me río. —De acuerdo, pensaré en ello —prometo, ya decepcionada de que no hay ninguna forma en que mi suerte se mantenga durante otro fin de semana, permitiéndome decir que sí.

Probablemente le habría dicho que no, a excepción de un incidente que ocurre el viernes. Después de almuerzo voy caminando a mi clase de matemáticas, sin prestar atención a lo que me rodea. Dado que Nick y yo nos hemos convertido en una especie de amigos, los demás estudiantes parecen haber perdido la mayor parte de su pasión por intimidarme. No estoy segura de la razón de ello, pero no voy a llamar la atención preguntándolo. 

De ninguna manera estoy llena de confianza al caminar por los pasillos, continúo manteniendo mis ojos en el suelo, pero tal vez no tan vigilante como antes. Es por eso que no veo a Demi. Mientras paso por el baño chicas, de repente soy empujada hacia adentro, cayendo a medida que mis libros se arrastran por el suelo. Miro hacia arriba para ver qué ocurre y veo a Demi con dos de sus seguidoras de pie, bloqueando la salida. Una de ellas se mantenía mirando el pasillo, custodiando que nadie tratara de entrar.

Ha pasado mucho tiempo desde que alguien me ha hecho algo, así que en lugar de acobardarme como lo hago usualmente, me pongo de pie, con la intención de enfrentarme a ella. Algo en su cara me detiene. Sus ojos se estrechan, su boca se aprieta. Luce más que enojada. Se ve justo como mi mamá lo hace antes de infligir algún tipo de violencia en mí.

Ella ve mi vacilación y comienza a moverse lentamente hacia mí, como un depredador arrinconando a su presa. Tomo un paso involuntario hacia atrás, y veo sus ojos ensanchándose con el placer de eso.

Ella ve mi vacilación y comienza a moverse lentamente hacia mí, como un depredador arrinconando a su presa. Tomo un paso involuntario hacia atrás, y veo sus ojos ensanchándose con el placer de eso.

—Tengo una pregunta para ti —dice casualmente, pero puedo escuchar la amenaza en su voz.
Me trago el nudo en mi garganta, todos esos sentimientos de miedo y humillación que casi había olvidado pero que recientemente regresan con toda su fuerza. Ella sigue caminando lentamente, examinando sus uñas. —Simplemente me estaba preguntando... —Sus ojos se disparan hacia los míos, y estoy sorprendida por la potencia del odio que leo en ellos—. Sólo ¿quién te crees que eres?

No estaba esperando eso. Mi rostro debe reflejar mi confusión porque de repente da pasos hacia mí, con la cara justo arriba de la mía. —¿Crees que eres tan genial que mereces a alguien como Nicholas Jonas?

Cuando no le respondo, su ira estalla. Con un medio grito, medio gruñido me da un ****azo en la cara, golpeándome de nuevo en el piso. —¡Eres una perdedora! —me grita —Él es demasiado bueno para ti. ¡Déjalo en paz! —Ella se aleja, suponiendo que la voy a obedecer. Yo tengo mejor criterio, sé dejar las cosas como estaban.

Pero algo ha cambiado en mí, muy ligeramente, y antes de poder considerar las consecuencias, abro mi boca.
—Él es mi amigo. —Mi voz es débil, pero ella la escucha con claridad. Ella se gira hacia mí.
—¿Qué? —dice a gritos. Me siento, limpiando la sangre que brota del corte de mi labio con mi pulgar.
—Dije que él es mi amigo —mi voz es más segura ahora.(odio ponerla como la mala cuando mi Demi es mas buena que el pan)

Con otro grito frustrado ella salta sobre mí, a horcajadas, golpeando mi cabeza contra las frías baldosas. Entonces ella me golpea dos veces más con una buena medida antes de que pueda recuperarme lo suficiente como para tratar de detenerla.

Se inclina sobre mí y habla con los dientes apretados, salpicando saliva en mi cara.
—¿En qué mundo comienzas a creer que él podría ser tu amigo, y mucho menos quererte? He visto la forma en que se miran el uno al otro. Es repugnante. Te digo ahora mismo que no voy a dejarlo ser. Soy la única suficientemente buena para él, y lo tendré cuando dejes de... engañarlo, o lo que sea que hagas para que él te desee. ¡Si tengo que decírtelo una vez más, te vas a arrepentir!

Ella golpea mi cabeza de nuevo, luego se levanta de mí. Después de una patada en mi estómago, para asegurarse de que el mensaje quede claro, da zancas hacia fuera del baño. Levanto la cabeza para verla irse. Las otras dos chicas que están con ella dirigen sus miradas hacia mí, y juro que lucen casi como disculpándose.

Gimo y poso mi cabeza hacia atrás por un minuto. Oigo el timbre y gimo de nuevo. Poco a poco ruedo hacia un lado y me empujo a mí misma para estar en una posición sentada. La habitación se balancea y cierro los ojos en contra de la sensación. Cuando se detiene, agarro el borde del lavamanos y me levanto.

Me miro en el espejo, veo la sangre secándose en mi cara, en la esquina de mi boca, que ya está inflamada. Abro el grifo del agua, y limpio con cuidado la sangre, enjuagando mi boca con un poco de agua. Toco la parte de atrás de mi cabeza que está palpitando, me estremezco de dolor cuando mis dedos rozan el nudo que ya se está formando allí.

Podría haber llorado entonces, ya que mi débil sentido de la seguridad acababa de ser destrozado, excepto por algo que ella me dijo. Algo que canta a través de mi sangre y causa que mis terminaciones nerviosas sientan un hormigueo.

He visto la forma en que se miran el uno al otro, dijo ella, y las posibilidades que acompañan a esas palabras traen una sonrisa a mi cara. Para cuando llega fotografía, mi labio esta hinchado, pero no puedo evitar conservar la amplia sonrisa en mi cara. Nick me mira con espanto.
—¿Qué pasó? —exige con enojo. Estoy empezando a entender que su ira no se dirige hacia mí, sino más bien hacia quien sea que me hizo daño, por lo tanto no estoy tan alarmada por esto.
—No importa —le digo con alegría. Puedo ver su ira vacilando, en guerra con otra cosa.
—¿Estás contenta de que alguien te lastime? —Está incrédulo. Sacudo la cabeza. —Entonces, ¿qué pasa con la gran sonrisa?
—Estoy contenta porque puedo decir que sí.
—¿Sí? —Luce perdido.
—Sí, tengo que decir que sí, a ti. Para el sábado. Si tú aún quieres que vaya.

Una sonrisa lucha por acabar con el ceño fruncido de su cara, sus ojos continúan mostrando su confusión. —¿Tenías que recibir una paliza para decir que sí?― Me encojo de hombros, con mi sonrisa que nunca vacila. —Qué lío —murmura.

El Sr. Hurley se levanta para comenzar con la clase, mientras que Nick se inclina hacia mí. 
—Entonces, ¿qué aspecto tiene el otro tipo? —bromea, y doy un suspiro de alivio porque va a dejarlo ir.


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PD: escucharon la canción es que me di cuenta que el vídeo no sirve :c por si no la escucharon es Asleep de Emily Browning, digan que opinan de la canción. 

5 comentarios:

  1. hahhaha me encanto, que bueno que Miley le haya aceptado la cita a Nick, el es muy lindo y muy considerado, siguela pronto

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  2. La canción deprime al 100 jaja, ya la habia escuchado y Emily solo hace cover para una peli, la canción es de The smiths, Si la novela es basada en la canción me alisto muchas cajitas de pañuelos, se que más adelante voy a llorar como bebé, Espero las cosas le sigan saliendo bien a miley, maldita demi (No me gusta que sea la mala cuando ella es la más buena) Nicholas es un amor con miley, SIGUELAAA♥

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  3. DIOS ESTA NOVELA ES DEMASIADO BUENA
    AME LOS CAPIS AMO NICK QUIERO UN NOVIO ASI (QUIERO A NICK JONAS COMO NOVIO)
    ADORO A MILEY POR SER TAN FUERTE Y AGUANTAR TODOS ESOS SUFRIMIENTOS Y MALTRATOS
    PERO ESPERO QUE PRONTO PUEDA REVELARSE Y CAMBIAR SU VIDA ASI SEA MAS FELIZ
    LA NOVELA ESTA HERMOSA
    ADORO A NILEY ES SIMPLEMENTE PERFECTO
    SIGUELA!!!!!!!!

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  4. DIOS LA NOVE CADA VEZ ESTA MUCHO MEJOR, SIGUELA NICK ES UN AMOR CON ELLA :3

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  5. ODIO QUE HALLAS PUESTO A DEMI COMO MALA :/ OJALA SE VUELVA BUENA ESPUES XD

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