sábado, 29 de junio de 2013

Asleep - Cap: 11

―Entonces, el miércoles es Halloween —dice Nick mientras caminamos a la escuela la mañana del lunes. Estamos disfrutando de unas temperaturas altas tardías este año, el aire es frío en las mañanas y las tardes, pero a veinticinco grados centígrados durante el día. Así que hemos decidido caminar a la escuela todos los días hasta que ya no se pueda. Él me toma la mano al caminar, cargando mis pocos libros en su otro brazo.

Mira hacia abajo a los libros en su brazo. —¿No tienes un casillero?― Su cambio de tema me hace reír. A veces, las conversaciones con Nick son tan esquizofrénicas como las conversaciones con su hermana, Avery.
—No, no he tenido un casillero por hace años. —No voy a decirle sobre lo pronto que descubrí que los casilleros no son más que un instrumento de tortura. Ya era bastante malo encontrar todo tipo de basura repugnante que dejaban allí y que tenía que limpiar, o encontrar un libro de texto destruido que no podía permitirme el lujo reemplazar sino que también estaban las visitas acompañadas hacia la oficina del director, donde sólo mis genuinas lágrimas me libraban de eso. El colmo fue cuando me empujaron y encerraron en él; decidí que era mi señal para no pasar cerca de uno de nuevo. Desde entonces cargo todo hacia y desde la escuela.
—Puedes compartir el mío —dice.
Me lo imagino abriendo su casillero para encontrarse con un sándwich con moho y manchas en sus cosas, y niego con mi cabeza.
—Esto está bien. No me importa llevarlos.
—Especialmente porque tú no los llevas —dice, elevándolos alto como sugerencia. Siento a mis mejillas enrojecerse.
—No tienes que llevarlos por mí, ya sabes —murmuro.
Se ríe y se inclina para darme un beso rápido, sorprendiéndome y sofocándome al mismo tiempo.
—Realmente tienes que aprender a no tomar todo tan en serio.
—Lo dice alguien que viene de la familia que se ríe todo el tiempo.
—Ellos solamente ponían una fachada para ti― Yo lo miro, levantando mis cejas con ironía. —Está bien, así que, ellos son irritantemente alegres —dice—. Les has gustado. Especialmente a Avery. Ella realmente quiere que regreses para que pueda jugar con tu cabello.

Me río. —A mi realmente me gustaron, también. Y simplemente podría hacerle una visita alguna vez y dejarle hacer eso.
—No sabes lo que estás diciendo —me advierte burlonamente—He visto el daño que ella puede hacer. ¡Me lo ha hecho a mí!
—¿Qué? ¿Te ha peinado? Tú cabello parece demasiado corto para eso.
—¿Por qué crees que me lo corte de esta manera? Antes solía ser más largo.
—¿Ella tiene fotos de eso? —le pregunto riendo, entonces la mirada de dolor que me dispara me dice, sí, las tiene.
—Así que sobre Halloween. ¿Estarás haciendo alguna cosa?

Sí, pienso, lo usual, fabricando un cartel para la puerta que diga “no hay dulces”, de modo que ya no me echen la culpa los niños llamando a la puerta, esperando por los dulces que no tenemos. Entonces me levantaré muy temprano a la mañana siguiente para limpiar los huevos y las calabazas que van a ser lanzados a la casa debido a la señal, antes de que ella los vea.
—Porque hay un grupo de chicos que irán al laberinto del maíz, y pensé que sería divertido —continúa.
—Oh, bueno, sí. —Siento una envidia punzante, ya que él se divertirá sin mí. Sé que él tiene una vida, que no hiberna en su habitación cuando no está conmigo, pero no he pensado conscientemente en ello —Suena divertido. ¿Con quién iras?
Me mira, sacudiendo su cabeza.
—No, Miley, estoy preguntando porque quiero que nosotros vayamos juntos.
—Oh. —Me siento tanto estúpida como exaltada por mi mala interpretación. Por supuesto, no puedo ir, no hay manera.
—Claro, creo que podría hacer eso —le digo.
—Genial. —Aprieta mi mano y se inclina para besarme de nuevo. Podría realmente acostumbrarme a esto, pienso.
—¿Tienes un disfraz?― Pongo mala cara.
—No— Y no hay manera de conseguir uno, tampoco.
—Eso está bien. Tienes casi el mismo tamaño que mi hermana. Piensa en lo emocionada que estaría si le permites que te de uno. Probablemente la harías muy feliz si la dejas que te vista.

Me río de eso, con ganas de negarlo, pero sabiendo que probablemente sea la verdad.
Cuando llegamos a vislumbrar la escuela, saco mi mano de la de Nick. Él me mira interrogante. 
—Ya es bastante malo para ti que seamos amigos. Podría ser realmente malo si la gente piensa que... —No puedo decir las palabras, no estoy segura cuales son realmente. Sus ojos están fríos y tormentosos, mientras aprieta su mandíbula. Levanto el brazo y deslizo mi mano a lo largo de su tenso músculo, deleitándome con el hecho de que pueda hacer esto y no provoco que se encoja de repugnancia.
—¿Por favor? —pregunto, pensando que Jessica no es la única que puede querer hacerme daño si lo ven tomando mi mano o, peor aún, besándome.

Él coloca su mano sobre la mía, manteniéndola apretada contra su cara, sus ojos suavizándose. —¿Cómo puedo decirte que no? —pregunta—. Bien, voy a mantener mi distancia. Por ahora—Puntualiza.
—Gracias —le digo, vacilante, luego me pongo de puntillas para besarlo.

Gruñe contra mi boca, y salto un poco, preguntándome si es el rechazo por mi atrevimiento, pero él está sonriéndome.
—¿Por qué fue eso? —pregunto, tratando de mantener el nerviosismo fuera de mi voz.
—Debo estar demente por aceptar esto.

El miércoles es un día de locos en la escuela. Los chicos tienen derecho a usar disfraces, siempre y cuando sean “de buen gusto” y no impliquen máscaras. Está lloviznando un poco cuando entramos al parqueadero, un grupo de chicas caminan vestidas de enfermeras, brujas y novias cadáver, pero sin lucir realmente como lo que se supone que son.

Nick las ve pasar, entonces me mira, con las cejas arqueadas.
—¿Cuándo exactamente se convirtió Halloween en una excusa para vestirse como una ****?— pregunta.
—¿Me estás diciendo que no te gusta?
Él da un leve gruñido y luego dice: —Si Avery intenta poner algo como eso en ti, voy a pegarle un tiro.

Trato de imaginarme vestida de esa manera, caminando con confianza, y casi me asfixio con la imagen. Me giro tirar de la manilla de la puerta y abrirla, sabiendo que él va a protestar, pero en lugar de eso toma mi mano.
—Oye, necesito decirte algo.
Me doy la vuelta. —Está bien.
—Esta noche, cuando vayamos al laberinto del maíz, voy a tomar tu mano, y probablemente te bese también. —Su mandíbula sobresale tercamente, retándome a discutir.
—Oh... um, está bien —le digo con una sonrisa, disfrutando la mirada sorprendida en su rostro —Nos vemos en el almuerzo.

***

Cuando él me deja después de la escuela, sin embargo, siento los familiares calambres comenzando en mi estómago. He estado presionando mi suerte las dos veces anteriores, cuando había escapado. Sin embargo, esta es una noche de semana, lo que significa que mi padre no estará en casa para pelear, y no habrá ninguna cena milagrosa.

Nick me deja salir, tirando de mí cerca de él para besarme profundamente, y durante unos minutos, mi dilema desaparece del pensamiento consciente. Este beso es, sin duda, el más intenso de todos los que me ha dado.

—Así que, ¿te recojo a las seis? —pregunta Nick, riéndose de la mirada desenfocada de mis ojos.
—¿Qué? Oh, sí, seguro.― Me besa de nuevo, y luego comienza a caminar hacia su lado del coche. La pérdida de su calidez me devuelve al mundo.
—Espera, Nick... —Tengo la intención de decirle que no puedo ir, pero está caminando de vuelta hacia mí, con una mirada de extraña intención en su rostro, los ojos oscuros. Su mirada me calla, su mano está deslizándose por el lado de mi cuello para levantar mi cabeza para besarme. Retrocede, mirándome a los ojos.
—Esta es la primera vez que has dicho mi nombre.
—¿Esta... esta es? —Es difícil pensar con claridad cuando él me mira así. Una de las esquinas de su boca se eleva en una sonrisa, y su mirada fija cae a mi boca, siguiendo el camino de su dedo pulgar que roza ligeramente mi labio inferior.
—Me gusta la forma que suena en tus labios.
—Ah —respiro, mientras se inclina para reemplazar el dedo pulgar con su boca. Cuando por fin da un paso atrás, mis rodillas están débiles. No sabía que eso fuera realmente posible, pensaba que sólo era algo que ocurría en las novelas o en las películas.
—Si no me voy ahora... — No termina. Toma una respiración profunda —Bueno, ya me voy. Te veré pronto.

Lo veo caminar lejos, subiendo a su coche y dando la vuelta para regresar a casa. Lo veo hasta que esta fuera vista, y no es hasta que se ha ido que me doy cuenta que no había terminado lo que comencé a decirle. Y, por supuesto, no tengo forma de llamarlo. Con pánico en mi corazón, sé lo enfadado que va a estar cuando no me presente.

Entro por la puerta, viendo a mi madre dormida en el sofá. Me paro y la veo por un minuto, comparándola con la señora Jonas. Me pregunto cómo habrían sido las cosas si no hubieran ido mal, si mi hermano pequeño hubiera vivido, si ella hubiera sido más como ella.

Pongo mis libros lejos, haciendo mis tareas sin mucho entusiasmo, y tratando de estar en silencio como generalmente hago cuando está dormida. No hay nada que cambie mi destino hoy, entonces ¿por qué intentarlo?
—¿John? —La oigo llamar, y me pregunto brevemente por qué iba a llamar a mi padre con preocupación en su voz.
—No, mamá, soy yo.
Silencio, entonces ella me llama para que vaya. Está arrastrando las palabras, por lo que sé que ha estado tomando muchas de sus pastillas de nuevo. Entro y me paro junto a ella, esperando.
—¿Cómo estuvo la escuela? —pregunta. La miro, con la boca abierta. No he oído esas palabras durante años… si alguna vez lo hice. Chasquea la lengua hacia mí con disgusto.
—Cierra la boca, te ves como una imbécil.― Casi sonrío, eso es más como ella.
—Estuvo bien —le respondo, y de repente una idea viene a mí—. Pero necesito ir a la biblioteca a estudiar esta noche. Odio mentir, incluso a ella, pero estoy dispuesta a hacerlo para ir a ver a Nick.
—¿Por qué no puedes estudiar aquí? —Sus palabras son confusas mientras alcanza con ojos medio cerrados su vaso de agua y una botella de píldoras —Te necesito.
—Necesito usar el Internet. No voy a estar fuera por mucho tiempo. Haré tú cena primero— Trato de mantener la desesperación fuera de mi voz. Ella me despide lejos mientras inclina el vaso hasta arriba para tragar su píldora. Hago mi escape hacia la cocina, sacando los artículos que necesito para hacer su cena. Por una vez, ni siquiera estoy celosa de su comida, no trato de robar a hurtadillas nada de eso.

Cuando termino, ella está recostada en el sofá, con los ojos entrecerrados. Le llevo un plato de comida y lo pongo sobre la mesa a su lado. —Ahora me voy— Ella mira hacia arriba, con sus ojos vagando perezosamente —Estaré de vuelta tan pronto como pueda —le digo, corriendo por la puerta antes de que me pueda detener. 

Es demasiado pronto para que Nick este esperando por mí, y no tengo ningún deseo de estar en la calle donde cualquiera podría verme. Decido que caminar a su casa es un mejor plan. Hay un prado cubierto de vegetación que forma un acceso directo entre nuestras casas. No se ha desarrollado todavía, porque está lleno de largos álamos temblones y pinos, rodeando un pequeño estanque de agua donde la manada de gansos se reúne cada verano. Eso hace que el área esté protegida, pero también desatendida. 

He estado en el bosque muchas veces antes, porque es un buen escondite. Camino a través de él, por lo que mi camino a la calle de Nick dura menos de quince minutos. Me acerco a su casa, entonces llego a la entrada y veo que su coche no está aquí. Me detengo, frustrada en mi intención. No estoy segura de qué hacer. Supongo que podría ir a esperar entre los árboles hasta que vea a su coche volver por la calle.

He estado en el bosque muchas veces antes, porque es un buen escondite. Camino a través de él, por lo que mi camino a la calle de Nick dura menos de quince minutos. Me acerco a su casa, entonces llego a la entrada y veo que su coche no está aquí. Me detengo, frustrada en mi intención. No estoy segura de qué hacer. Supongo que podría ir a esperar entre los árboles hasta que vea a su coche volver por la calle.

Avery toma la decisión por mí cuando ella sale por la puerta principal y me ve allí.
—Miley, ¡hola! —dice ella, corriendo por el camino y lazándose a mí con un abrazo. Siento esa misma intimidación y me pregunto cómo puedo estar tan perturbada por una niña de trece años.
—Nick me dijo que ibas a venir otra vez. ¿Dijo que necesitabas un disfraz? Tengo de todos los tipos. Además, puedo hacer algo con tu pelo si tú quieres. Ustedes chicos irán al laberinto del maíz, ¿verdad? Puede ser que allí este frío. ¿Has traído una chaqueta? No importa, vamos a crear un traje que te mantendrá caliente— Este discurso interrumpido no se detiene hasta que ella engancha sus brazos en los míos y prácticamente me arrastra hasta la casa.
—¿Nick no está en casa todavía? —pregunto.
—No, fue en busca de un disfraz. ¿No te llamó?
—Nosotros no tenemos un teléfono —admito.
—Qué pena — dice, como si no fuera en lo absoluto vergonzoso —Bueno, yo llamaré y le diré que ya estás aquí. No voy a decirle qué disfraz te estamos poniendo. Eso va a ser una sorpresa.

Cuando ella lo llama desde su teléfono celular en frente de las escaleras, está en silencio mientras él habla, girando sus ojos hacia mí. —Bueno, está bien — suspira, frustrada.
—Dice que ellos están haciendo esta cosa del tema medieval en el laberinto del maíz, y se le ocurrió saber si tengo un traje que sirva para eso. No puedo esperar a ver lo que él está usando, probablemente, unas medias o algo horrible como eso, cuando yo pude fácilmente haberle hecho algo genial —refunfuña. Inmediatamente, ella se alegra —Pero tú lucirás muy genial, sin embargo. Y puedo poner perlillas en tu cabello.

Trato de imaginarme con perlas en el cabello, imaginando largas hileras de trenzas que terminan en esferas de plástico de colores brillantes, y puedo ver lo ridículo que sería. Hay chicas que probablemente podrían llevar esa apariencia, no soy una de ellas.

Ella me conduce a la parte del exhibidor de la casa, pasando por la parte hogareña que prefiero. La señora Jonas está sentada en el sofá con Christine abrazada en su regazo, mirando a Elmo hablar de los colores. Siento una punzada de nostalgia cuando la veo acariciar distraídamente el cabello de Christine. Ella levanta la vista cuando entramos y se levanta, tomando a Christine con ella.
—Bueno, hola, Miley. —Su tono es cálido y acogedor; avanza con un abrazo que abarca a Christine y a mí, quien todavía está en sus brazos. No estoy segura de que me acostumbraré a esto alguna vez; cómo ellos se abrazan unos a otros y mí, una total desconocida, como si fuera la cosa más natural del mundo.
—Hola, señora Jonas. Hola, Christine.

Christine me saluda con timidez, metiendo su cabeza en el cuello de su madre, pero manteniendo sus ojos y sonrisa en mí. Ella es una pequeña cosa linda, con ojos oscuros que son como los de Nick.
—¿Puedo pedirte un favor, Miley? Me gustaría que me llames Denisse. La señora Jonas es mi suegra.
—Claro, está bien.
—¿Adivina qué, mamá? — El entusiasmo de Avery es palpable — Miley va a tomar prestado uno de mis disfraces. Y conseguí peinarla.
—¿Ah, sí? ¿Y Miley está de acuerdo con permitirte peinarla, o acabas de asumir eso de ella? —Denisse me mira con una pregunta risueña.
—Bueno... —Avery se apaga un poco.
—Está bien —salto en su defensa, sin querer meterla en problemas —No me importa. — Eso es sólo otra mentira a medias.
—Muy bien, así que ustedes chicas diviértanse. Si se pone demasiado agresiva, Miley sólo necesitas decirle que retroceda —dice ella con brusquedad, acompañando las palabras con un cariñoso despeine al cabello de Avery —Sus intenciones son buenas, ella simplemente se pone un poco... entusiasta.

Avery gira sus ojos hacia mí, entonces agarra mi mano y me arrastra a un segundo conjunto de escaleras en la sala familiar. Ella está hablando animadamente todo el tiempo en el que estamos caminando, lo cual es bueno porque estoy sin palabras. El segundo piso es más hogareño que formal, pero es grande. Hay varios cuartos en un pasillo con forma de L, pero la mayoría de las puertas están cerradas, así que no sé qué tipo de habitaciones son.

La habitación de Avery es increíble. El piso tiene una alfombra gruesa de color rosado, la cama está cubierta por un edredón de parches blancos y rosados, que está perfectamente creado, y cubierta con una variedad de almohadas rosadas, blancas y verdes. Hay un toldo atado con cuerdas de perlas en el dosel que cuelga desde el techo para rodear parte de la cama. Es definitivamente, una habitación de chica femenina, pero la cosa más sorprendente son las paredes. En lugar de carteles de las últimas bandas o estrellas de cine, está cubierta de fotografías de moda recortadas de revistas, y dibujos a mano que también parecen haber salido de los recortes de las revistas, están muy bien dibujados. Miro un grupo de ellas, cuando el nombre en la esquina inferior derecha llama mi atención.

Me giro para mirar a Avery, quien se encuentra en su clóset que es casi tan grande como mi cuarto.
—¿Tú dibujaste estas? —pregunto.
Ella se inclina alrededor del marco de la puerta, mirando los dibujos.
—Sí. Esos son mis originales. Algún día serán ropa real, quiero decir, ropa que otras personas puedan usar.
—¿Tú has hecho estos? ¿No son copias?
Ella entra completamente en la habitación, cargando una pila de material de color rojo oscuro.
—No. Voy a ser una diseñadora de moda algún día. Sólo estoy probando ahora mismo. Yo los dibujo y mi mamá me compra el material y me ayuda a hacer un patrón y a coser algunos de ellos. A veces los usa en sí misma.

Yo los miro. Tan inconsciente como soy acerca de la moda, puedo decir que son buenos.
—Estos son realmente geniales. Creo que ya eres una diseñadora de moda.― Avery resplandece por el elogio.
—Gracias, pero todavía tengo mucho que aprender. Voy a ir a la universidad para aprender más sobre la moda, pero también para aprender cómo ser una mujer de negocios, porque quiero dirigir mi propio lugar.

Me pregunto cómo sería ser tan joven y estar tan segura del futuro, no sólo con un plan en marcha, sino también con un talento que te respalde. Estoy a punto de graduarme y no tengo idea de lo que voy a hacer. Qué deprimente.

1 comentario: