(Tabitha es la protagonista de otro libro que subiré después, por eso conoce a Acheron, LA HISTORIA ES HERMOSA)
—Y griego. —susurró Kim.
Tabitha frunció el ceño mientras las miraba sospechosamente.
—¿De veras? Él suena igual a un amigo mío… —arrugando la nariz, negó con la cabeza—. Pero no, no puede ser él.
—¿El quién?
—Nick Parthenopaeus.
Miley abrió los ojos desmesuradamente.
Entonces también lo hizo Tabitha.
—¡NO! —jadeó en total incredulidad— ¿Has conseguido una pieza de Nick? ¡Oh dios mío, chica, lo hiciste! —Tabitha empezó a abanicarse con las manos y cacareó de excitación— Si tienes algo de dinero, haz fotos. Conozco mujeres en todo el mundo que pagarían muchísimo por verle denudo, ¡Yo misma incluida!
Pam chocó los cinco con ella.
Miley enterró la cara contra el hombro de Kim mientras ella le palmeaba la cabeza.
—Aquí, aquí bebé. Nosotras ocultaremos después su cuerpo en el maletero.
Tabitha empezó a correr alrededor de la tienda, sacando cosas desde debajo de los estantes y estanterías.
—Nick definitivamente requiere algo negro… no espera. Rojo. Rojo picante. —Ella sostuvo un peludo teddy up, haciendo una mueca y sacudiendo la cabeza antes que Miley pudiera siquiera decir algo—. No es realmente tu color. ¡Oh, espera! —corrió a la trastienda, saliendo después con un diáfano babydoll negro que tenía pequeñas calaveras y tibias con suaves lazos rosas sobre sus cabezas—. Perfecto para Nick. Le encantará.
Miley tuvo que estar de acuerdo. Pero eso la hacía preguntarse cuan bien le conocía Tabitha.
—¿Tabitha habéis tú y Nick…?
—Por favor, no. Ni lo deseo —ella se inclinó para susurrarle a Miley al oído—. Y no le digas a mi marido que dije esto porque eso solo lo haría enloquecer. Antes de que conociera a mi bebé, soñé a menudo con tener un pedazo de ese hombre si sabes lo que quiero decir y desde que estás aquí ahora sé que lo sabes.
Tabitha fue a una estantería en la parte de atrás de la tienda y agarró dos libros.
—También querrás estos.
Miley frunció el ceño ante la cubierta del primero que mostraba a una mujer en un corsé sosteniendo un pepino.
—¿Cómo Chupar su Pepino?
Tabitha asintió orgullosa.
—Personalmente mi favorito. Es todo lo que necesitas saber para volver loco a un hombre.
El siguiente libro era incluso más extraño. Este era incluso shrink—wrapped . Miley lo miró sospechosamente.
—¿Manga Sutra?
—Nick adora el manga. —Tabitha palmeó el libro y sonrió abiertamente—. Estará muy interesado en este, no es que piense que no sabe todo lo que hay en el. Pero… puede venir bien. —Tabitha fue al frente de la tienda y abrió el cristal del gabinete cerca de la caja registradora antes de empezar a sacar otras cosas.
La cara de Miley ardió en llamas ante los objetos que Tabitha apiló sobre el mostrador.
—¿Hacen que los pezones sepan a crema?
—Oh, sí, son fantásticos. No solo les dan sabor, sino que los tiñen para hacerte un poco más rosada y lo mejor de todo, tiene un toque de mentol que pone realmente duros tus pezones así como extra sensibles y los hombres se vuelven locos por ello. Simplemente adoran los pezones duros.
Kim y Pam se rieron.
Miley se cubrió la cara con las manos y quería morir de vergüenza. Ya era bastante malo tener esas cosas, pero el hecho de que Tabitha conociera a Nick solo lo hacía todo más horroroso.
Ella estaba segura que él estaría mortificado al saber que una amiga suya la estaba ayudando a sacar estas cosas. Y para el momento en que se estaba subiendo de tono, Miley casi estaba demasiado avergonzada de volver al Santuario y enfrentarle.
Y cuando rebuscó para sacar su tarjeta de crédito para pagarlo, un alto y extremadamente guapo hombre salió de la trastienda. Vestido en jersey negro de cuello alto y unos pantalones flojos, frunció el ceño ante Tabitha que estaba todavía charlando con Pam.
—¿Estás bien, bebé? —le preguntó a Tabitha, sus ojos oscurecidos con preocupación cuando fue a colocar una mano contra su mejilla —estás extremadamente colorada.
Tabitha se volvió a él con un travieso chillido.
—Oh, agárrate, Val. ¡Nick va a ser desarmado esta noche! —ella indicó con ambas manos a Mileyquien quería arrastrase dentro de su bolso y ocultarse hasta que ser una anciana.
Para crédito de Val, él ni siquiera parpadeó. Ofreció a Miley una compadecida sonrisa.
—Ayuda si no reaccionas a sus comentarios. Tabitha vive para sacar a la gente de sus casillas. Sólo síguele la corriente y no la alientes.
Tabitha bufó.
—Que así sea. —ella le tendió la bolsa a Miley y le dio las gracias.
—Gracias —dijo _Miley.
—Buena suerte, cariño y recuerda… ¡fotos! —Tabitha esperó hasta que se marcharon antes de girarse sobre Valerius. —¿Puedes creer que nuestro Nick tenga un rollo?
Val bufó.
—Llámame provinciano, pero yo realmente no le considero mío. Y sí, puedo creer que el hombre tenga sexo. Lo que encuentro sorprendente es que sea la primera vez que conocemos a la mujer involucrada. —él se estiró por su teléfono—Quizás debiera llamarle y advertirle.
—Oh aparta eso. —ella lo devolvió a su bolsillo—Nuestro bebé está creciendo. ¡Estoy tan orgullosa!
Miley apenas había dejado la bolsa en la habitación antes que la banda se tomara otro respiro. Sólo se había recostado en la cama cuando Nick abrió la puerta con una bandeja en las manos.
—¿Qué es eso?
—Pensé que quizás tendrías hambre. He llevado las opciones con Kim y ella escogió lo que deberías comer. —él lo dejó sobre la mesa a su lado.
Miley sonrió ante su consideración.
—Efharisto.
—Parakalo.
Ella se derritió ante su único acento cuando le dijo “de nada” en Griego.
—Me encanta la manera en la que hablas. Podría escuchar tu griego todo el día.
Él le tendió otra botella de zumo de manzana mientras tomaba un sorbo de su cerveza. ¿Estás completamente aburrida?
Ella se estiró y le quitó las gafas de sol de modo que pudiera ver sus ojos.
—No mucho. ¿Cómo va la actuación?
—Va todo bien. Podría matar a Colt por lastimarse la mano. La verdad es que no me gusta tocar en público.
—Pero tocas muy bien.
—Yeah, pero prefiero tocar para mí mismo. —había un travieso brillo en sus ojos ante el doble sentido.
Riéndose, Miley sacudió la cabeza ante él.
—Tú y Pam, siempre intentando avergonzarme.
—En mi defensa, es sólo porque estás adorable cuando te sonrojas.
Ella arrugó le arrugó la nariz mientras tragaba un sorbo de su zumo de manzana.
—¿Quieres un poco?
—Ochi. —no, en Griego.
—¿Estás seguro? —intentó tentarlo otra vez.
—Sí. —Nick recordó la última vez que había comido una manzana. Había sido el día en el huerto con Ryssa cuando le había rogado a su padre que no le enviara de regreso ala Atlántida. Inclusodesde entonces, despreciaba la fruta. El sólo pensar en ello le revolvía el estómago.
—¿Cuántos sets más vas a tocar?
—Uno más.
Ella se mordió el labio de una manera que lo endurecía de desearla.
—Después seré yo quien te toque a ti…
Su pe/ne saltó, listo para la acción incluso aunque su cerebro lo sabía mejor.
—Deberías reconsiderarlo.
Ella se estiró y tomó sus manos en las de ella. Su pulgar acariciaba contra su palma en una tierna caricia.
—¿Cuándo fue la última vez que le hiciste el amor a alguien, Nick?
Nick apartó la mirada cuando surgieron los dolorosos recuerdos. Honestamente, no podía recordarlo. ¿Había hecho realmente el amor a Artemisa? Quizás muy al principio. Pero había pasado mucho tiempo y no había sido últimamente.
Todo lo que él podía recordar era el dolor de sus críticas. La pura agonía de no ser nada más que su chico juguete, allí sólo para complacerla mientras no se permitiera tener ningún sentimiento u opinión de sí mismo. Solo ella podía mostrar el dolor y el disgusto mientras que él no tenía permitido nada. Ni siquiera su dignidad.
Lo que habían tenido era sexo. Básico y primitivo. No había verdaderas envueltas emociones reales al menos que fuera la furia.
Al igual que otros antes que ella, había odiado el hecho de que lo ansiaba y buscaba castigarlo por el hecho de que ella dormía con él. Simplemente se usaban el uno al otro. Si hubo algún tierno sentimiento real, lo habían hecho trizas hace siglos. No quedaba nada excepto destrozados restos de un ayer que ninguno podía volver a capturar.
—¿No puedes recordarlo? —preguntó Miley
—No realmente. —respondió él con sinceridad.
El corazón de Miley se encogió ante la manera en que él pronunció aquellas palabras. Ella tomó su barbilla y le volvió la cabeza hasta que la estuvo mirando.
—Voy a hacerte el amor, Nick. Esta noche, sacudiré tu mundo.
Nick presionó su mano a sus labios y mordisqueó las puntas de sus dedos mientras el temor y la indecisión lo llenaban. Esta noche podía costarle caro.
Nadie debería pagar por amar con sangre y hueso.
Aún así no conocía otra manera. Siempre había pagado por cada caricia y cada amabilidad. Nada le había sido dado libremente. La única pregunta que importaba era, ¿Valía la pena?
—¿Merecería Miley el costo?
Esperaba que así fuera. Él le volvió a poner las gafas.
—Volveré.
Miley lo observó cuando se marchaba y su corazón se dolió por él. ¿Cuáles eran los secretos que lo torturaban? ¿Por qué parecía tan asustado de tocarla?
Terminada su comida, fue al piso de abajo para observarlo. Pam y Kim estaban de pie en el frente, sonriendo. Ella pasó por detrás de ellas y les pellizcó el cu/lo.
Pam la pellizcó de vuelta.
—Es asombroso, ¿verdad?
—Sí, lo es. —Miley saludó con la mano cuando vio a Nick mirándola.
Su respuesta fue una sincera aunque tímida sonrisa que le calentó el corazón y la puso caliente por todas partes. El hombre era tan selecto…
Ella se quedó allí durante varias canciones observando y escuchando a Nick. Cuando empezaron la canción final, volvió a subir de modo que pudiera prepararse.
Nick frunció el ceño cuando vio a Miley dejar la pista. ¿Se encuentra bien? Gesticuló a Pam.
Pam asintió de modo tranquilizador.
Aliviado, no podía esperar hasta que la canción terminara. Al instante de hacerlo, deslizó su Fender sobre la espalda, lo desenchufó, y saltó sobre la pista.
—Divertíos, chicos —le dijo Pam mientras Kim se reía tontamente— Os veremos a los dos más tarde. Dile a Miley que me llame mañana.
—Lo haré. —Nick atravesó por entre el público mientras se dirigía escaleras arriba.
Justina y Katherine también los dejaron con una promesa de regresar en la mañana.
Nick cerró la puerta exterior y le pasó la llave antes de abrir la principal con una visual. Al momento en que vio a Miley, se congeló. Vestida en un sheer black teddy que mostraba cada curva de su cuerpo, estaba deslumbrante. Se había pasado las manos por el pelo, haciendo que pareciera desordenado.
Haciéndola verse deliciosa.
—Déjame ir a darme una rápida afeitada.
Ella frunció el ceño.
—¿Afeitada?
Él se pasó el dorso de los dedos por la mandíbula, sintiendo como raspaba.
—No quiero arañarte.
Su prudencia tocó a Miley. Hasta que intentó entrar en el cuarto de baño con la guitarra en su espalda. Él maldijo cuando esta quedó atascada en ambos lados de la entrada. Su cara se tiñó con el color de su vergüenza.
—Supongo que debería quitarme esto. —él la deslizó por encima de la cabeza antes de apoyarla contra la pared.
Ella se cubrió la sonrisa con la mano mientras intentaba no reírse. Podía ser tan adorable a veces.
Mientras él estaba en el cuarto de baño, ojeó rápidamente los apuntes que había hecho en el libro de Tabitha. Cuando él cerró el agua, ella dejó el libro en la mesilla de noche y trató de posar de manera seductora sobre la cama.
Nick detuvo la toalla contra su barbilla cuando vio a Miley sobre la cama con sus piernas dobladas bajo ella. Estaba intentando parecer seductora, pero con las gafas puestas, era una extraña combinación de la Miley seria y zo/rra.
Y esto hizo que se le pusiera dura. Tirando la toalla a un lado, dejó caer el abrigo en la entrada, entonces se sacó la camiseta por la cabeza.
Miley se quedó atónita por ese cuerpo y los múscu/los que se ondulaban. Él se arrodilló en la cama y gateó hacia ella como algún sigiloso y hambriento predador.
Se detuvo sobre ella cuando su largo pelo negro cayó hacia delante enmarcando su rostro. Sus cuerpos no estaban tocando, pero sus turbulentos ojos plateados la chamuscaban con calor. Los múscu/los de sus brazos se abultaron al soportar su peso cuando encontró su mirada. Era abierta, honesta, y al mismo tiempo el miedo detrás de aquellos ojos y se preguntaba que lo causaba.
El olor del cuerpo y piel masculina la puso instantáneamente mojada. Él sumergió su cabeza hacia la suya y ella tembló cuando solo sus labios entraron en contacto con los suyos. Entonces aunque lentamente mientras profundizaba el beso a uno de una extrema potencia, se dejó ir sobre ella hasta que su peso presionó contra ella.
Miley suspiró ante la increíble sensación de su cuerpo sobre el suyo, de sus delgadas caderas descansando entre sus piernas. Su corazón se desbocaba ante el bulto en sus pantalones presionándose contra el centro de su cuerpo. Había solo tanto de él. Ella se deleitó en el modo que él la rodeaba con fuerza y calidez.
Ella deslizó sus manos sobre su perfecto trasero, sintiendo sus múscu/los contraerse y tensarse mientras su boca aprisionaba la suya. Abrigando su cuerpo alrededor del suyo, giró sobre él hasta tenerlo debajo.
Nick no se movió cuando ella se retiró para besar el declive desde su pecho hacia el ombligo. La vista de ella tan hambrienta por él lo hizo dolerse no solamente la lujuria sino de alguna parte interior que quería, sólo una vez, tener a alguien que realmente lo amara. Ella lo cubrió a través de los pantalones, haciéndolo gruñir de placer. Levantando la mirada, le sonrió mientras le pellizcaba el estómago. Su travesura era tan encantadora y dulce. Tan preciosa.
Él ahuecó su cara en las manos y le devolvió la sonrisa mientras procuraba gravar a fuego ese recuerdo en su corazón de modo que siempre lo tuviera cerca. Ella se movió para quitarle las botas. Todavía se sostuvo perfectamente mientras ella las desabrochaba y se las quitaba. Le lanzó la bota al suelo.
Le sacó la otra bota y la lanzó por encima del hombro antes de moverse hacia sus pantalones. Nick jadeó por aliento y lo sostuvo mientras ella se estiraba hacia su cremallera. La visión de su cabeza posicionada sobre su cremallera… Era casi suficiente para hacer que se corriera.
Ella volvió a subirse las gafas sobre la nariz. Sonriéndole, le desabrochó los pantalones. Nick esperó, su corazón latía acelerado mientras ella lentamente deslizaba la cremallera para exponerlo.
Miley se mordió el labio en satisfacción cuando lo liberó de sus pantalones. El hombre estaba completamente dotado y era enorme. No es que la sorprendiera. Sus anteriores encuentros con ese bulto le habían dado alguna idea de su tamaño, pero eso…
Ella le quitó los pantalones y se tomó un minuto para vagar por la belleza de su desnudo cuerpo. Tabitha tenía razón, podía hacerse rica si le sacaba fotos y las enviaba online. Él era impresionante. Absolutamente impresionante. Desde los anchos hombros hasta las estrechas caderas, bajando por esas largas y muscu/losas piernas moteadas de oscuro vello.
Y ella quería complacer cada pedacito de él.
Sacándose las gafas, las dejó sobre la mesilla, entonces volvió para acariciar su dureza.
Nick echó la cabeza hacia atrás cuando el placer lo asaltó. La observó con los ojos entrecerrados mientras estudiaba su pe/ne. Abriendo los labios, empezó a tomar la punta en su boca, después retrocedió y frunció el ceño. Inclinó la cabeza y abrió los labios como si intentara averiguar la mejor manera de probarlo.
Ella se movió de nuevo hacia su pe/ne, retrocediendo de nuevo… otra vez.
—Me estás matando, Soteria.
—Lo siento. —se apresuró a alejarse de él y se puso las gafas antes de abrir el cajón y sacar un libro.
Nick frunció el ceño mientras ella hojeaba las páginas a una sección que tenía un pequeño marcador de libros y apuntes en el margen.
—¿Qué estás haciendo?
Ella bajó el dedo por las notas.
—Sólo quiero asegurarme de que lo hago bien.
Inclinando sobre un codo, le mordisqueó el hombro, entonces jadeó ante los gráficos dibujos de una mujer bajando sobre un hombre. Él le sacó el libro de las manos y miró con ceño fruncido el título.
—¿Cómo Chupar su Pepino?
Ella se encogió de manera adorable.
—Sabes que no sé lo que estoy haciendo. Quería asegurarme de complacerte, también.
Aquellas palabras golpearon un acorde tan profundo dentro de él que durante un sólido minuto no pudo respirar debido al cúmulo de emociones que sintió por ella.
No hay nada que puedas hacer que no me complazca. —Él la besó suavemente mientras dejaba caer el libro al suelo—. No necesitas eso, Miley —le quitó las gafas y las volvió a colocar en su sitio antes de volver a sus labios—. Todo lo que tienes que hacer es tocarme y te prometo que estaré en éxtasis.
Miley tragó cuando le dirigió la mano a su pe/ne y le mostró como acariciarle. Queriendo hacerle feliz, bajó la cabeza para probar la humedad que escapaba de la punta.
Nick dejó de moverse en el momento en que sus labios se cerraron alrededor de su pe/ne. No queriendo lastimarla, no se atrevió ni a respirar mientras ella lo exploraba con la boca.
—Tienes la más dulce de las lenguas —gruñó él.
Ella deslizó las manos sobre sus muslos hasta ahuecar su saco mientras lo saboreaba. Nick estaba cegado por el placer de su toque. Incapaz de contenerse, se apartó de ella.
—Tengo mucho control, Miley, pero no contigo haciendo eso y deseo tanto estar dentro de ti como para estropearlo.
—Bien. —Ella se inclinó de lado y se sacó las lujuriosas bragas negras. Nick observó como las deslizaba bajándolas por esas largas y gráciles piernas. Su boca se le hizo literalmente agua mientras su cuerpo se volvía tan duro que no podía dirigir ni una uña con él.
Ella tiró las bragas al suelo antes de sacar un preservativo de la mesilla de noche.
—¿Cómo lo hacemos?
Cuando lo desempaquetó y se lo puso, mil posiciones diferentes de cómo le gustaría tomarla juguetearon por su mente. Y sólo el pensamiento de estar dentro de ella era suficiente para hacerle gemir.
Pero el sexo siempre duele la primera vez y él era lo bastante grande para hacerlo insoportable para ella. Eso era lo último que quería.
—Primero, tenemos que hacer que tu cuerpo esté listo para mí.
—Yo estoy lista.
¿Qué había hecho?
Y entonces su mirada cayó en el holograma tridimensional sobre el suelo que era una réplica perfecta dela Atlántida. Inclusotenía gente diminuta moviéndose alrededor igual que alguna brillante y clara película…
Oh mie/rda.
Mie/rda, mie/rda, mie/rda. Eso era todo lo que podía pensar en decir cuando la incredulidad lo sobrecogió.
Miley se levantó lentamente y cruzó los brazos. Mirándolo con ojos entrecerrados, se acercó a la cama.
—No recuerdas nada de la pasada noche, ¿verdad?
—Nos recuerdo a nosotros… —bajó la mirada para ver la sangre en las sábanas que probaba esa parte de sus recuerdos. Habían dormido juntos. El recuerdo de ella acariciándole estaba gravado en su mente y en su piel.
—¿Pero no recuerdas el Sprite?
Negó con la cabeza.
—Interesante.
No sabía porque esa sola palabra lo aterraba, pero lo hacía.
—¿Interesante?
Ella asintió.
—Eres un borracho muy tierno y bastante charlatán también.
Sintió como la sangre abandonaba su cara.
—¿Cómo de charlatán?
—Mucho… Apostolos.
Nick se incorporó, mortificado por lo que quizás le habría dicho. Por favor dioses, por favor…seguramente no le había contado lo que era. Seguramente no había sido tan est/úpido para perder a la única persona que había encontrado que no lo veía como una pu/ta. Y entonces fue cuando se dio cuenta de que no tenía puestas las gafas.
—Hice…
—¿Curarme los ojos? Sí. Después convocase a tu demonio y los dos os peleasteis sobre llevarme ala Atlántida. Simi fue la que hizo el mapa en el suelo de modo que pudiéramos quedarnos aquí porque decía que ir allí mientras los dos estabais borrachos quizás sería malo ya que probablemente la destruirías antes de que tu madre tuviera oportunidad de hacerlo. Y entonces me encogiste a tamaño juguete y me llevaste a través de la ciudad, calle por calle, contándome cosas sobre cada lugar, hasta que ambos os quedasteis fritos. Afortunadamente cuando lo hiciste, volví a ser grande.
Su estómago se derritió.
—¿Hice que alguno de nosotros te llevase físicamente a la verdadera Atlántida?
—Te diría que sí, para hacerte sudar. Pero Simi ganó la batalla y nos quedamos aquí.
Dejó escapar un largo suspiro aliviado por haber escuchado a su demonio. Gracias a los dioses por los pequeños favores.
Pero esto todavía no cambiaba el hecho de se había expuesto a Miley. Completamente. Absolutamente.
Maldición.
Tragó al encontrarse su impávida mirada.
—¿Estás enfadada conmigo?
—Furiosa. Realmente. Pero entiendo las mentiras. Quiero decir, verás, ¿quién iba a creer que el caliente tío Gótico de veintiún años llevando una mochila negra es un omnipotente dios que viaja con un demonio como compañera? ¿Verdad? Es ridícu/lo.
Nick se encogió cuando todos sus secretos prorrumpieron de su boca.
—Por cierto, sabes, tú y yo nos hemos conocimos hace tiempo.
Se quedó quieto intentando recordar el suceso sin poder.
—¿Cuándo?
Ella se sentó a su lado en la cama.
—Mil novecientos noventa y ocho. Estabas jugando al ajedrez con mi abuelo en el parque cuando tuvo un ataque al corazón. Yo tenía siete años.
Ahora Nick lo recordaba vívidamente. Theo había movido justamente su alfil para hacer mate ala Reina cuando el anciano se agarró el pecho y empezó a gruñir.
Su pequeña nieta con grandes ojos marrones y un torbellino de coletas marrones había venido corriendo.
—¡Papou! ¡Papou!
No queriendo que la niña viera morir a su abuelo… si es que ese era el destino de Theo ese día… Nick había convocado a Simi para que vigilara a la niña mientras llamaba a una ambulancia. Vigílala, Simi. Mantenla feliz y asegúrate de que tiene todo lo que necesite y quiera.
Entonces se marchó con Theo mientras Simi se llevaba a Soteria de regreso al apartamento de Theo a esperar.
—¿Cómo pude haberlo olvidado?
Sacudió la cabeza mientras la miraba y finalmente vio las dulces facciones de la niña en la cara de la mujer ante él.
—Lo recuerdo.
—Sabes, pensé que eras Billy Idol.
Eso era algo que no podía entender del todo.
—¿Billy Idol? No me parezco en nada a él y nunca he tenido el pelo de punta.
Ella se encogió de hombros.
—Era la única estrella del rock que conocía que llevara pantalones de cuero, cadenas y gafas de sol… igual que tú ese día. También tenías el pelo púrpura, largo y un aro. Después, estuve diciéndole a todo el mundo que ese tío punky había salvado a mi papou. El idolatrarte a ti es en gran parte la razón de que Kim y Pam terminaran convertidas en Góticas… irónico realmente.
Echó un vistazo donde Simi todavía dormía contra la pared.
—No fue hasta que vi a Simi otra vez anoche que todo encajó en su lugar —cuando su mirada se centró en la suya, la inteligencia y acusación lo hicieron enco/gerse—. Tú eres el que sacó a mi abuelo de la casa en llamas cuando tenía siete años y lo trajo desde Grecia. El hombre que lo estuvo vigilando durante todo el camino hasta aquí y le contó las historias acerca dela Atlántida que él contó a su vez a mi padre y tío.
Nick quería negarlo, ¿Pero cómo podría? Ahora lo sabía todo.
—Sí.
Ella asintió.
—Solo por eso estoy controlando mi enfado hacia ti por mentirme y humillarme en público después de que no hiciera nada más que contar las historias que tú, tú mismo, le contaste a mi abuelo. ¿Cómo puedo estar enfadada con el hombre que salvó a un niño de siete años de un ataque Nazi sacándolo de su casa y salvándole la vida? Mi abuelo dice que le vendaste los ojos y entonces lo llevaste en brazos durante días hasta que alcanzasteis los muelles donde tuviste que sobornar a todo el mundo para conseguir sacarlo del país. Estaba tan asustado y dolorido por la pérdida de su familia. La única cosa que lo mantuvo cuerdo fue la profunda voz de Nicholas diciéndole que haría que todo estuviese bien. Que no dejaría que nada le sucediera mientras el hombre lo sostenía y calmaba sus lágrimas… ese eras tú. Tú fuiste el que encontró a la familia americana que lo adoptó, quien le ayudó a financiar su primer deli, y toda su vida fuiste el hombre con el que se encontraba en el parque los domingos por la tarde para jugar al ajedrez —se limpió las lágrimas que hacían que los ojos se le humedecieran—. ¿Cómo podría odiarte?
Nick apartó la mirada cuando sus emociones lo confundieron. Todo el mundo lo había odiado siempre. ¿Cómo podía esperar que con ella fuera diferente?
Miley tragó y miró a Simi.
—He hablado con ella tantas veces por teléfono y por mails. Mi prima Geary y yo llamamos a nuestra expedición El Proyecto Simi porque Simi fue la única que nos ayudó a encontrar la localización dela Atlántida.
Nick abrió desmesuradamente los ojos ante algo de lo que no tenía conocimiento. La furia chasqueó anteponiéndose a sus emociones mientras deseaba golpear a su demonio.
—¿Qué Simi hizo qué?
—Tú me lo dijiste, akri —dijo Simi desde su lugar en el suelo antes de bostezar con fuerza. Cuando habló de nuevo, su voz era una perfecta réplica de la suya—. Vigílala, Simi. Mantenla feliz y asegúrate de que tenga todo lo que necesite y quiera —su voz volvió a la normalidad—. Así quela Similo hizo akri. Justo como tú me lo dijiste.
—Eso era durante una tarde.
—Akri no le dijo eso ala Simi. Tú dijiste que la hiciera feliz así que Simi lo hizo. Si querías que me detuviera, deberías haberlo dicho. *Por eso me encantaaa simi estan Linda*
Nick se pasó las manos a través del pelo al darse cuenta del dolor que le había causado a Theo cuando todo lo que había querido era ayudar al niño… que se había expuesto a sí mismo y revelado la situación dela Atlántidasin darse cuenta. Maldición.
—Se supone que sé como interactuar con humanos. ¿Cómo puedo haber sido tan est/úpido?
Miley se inclinó sobre él, su cara tan dulce e invitante aunque, ahora mismo, era para ella una gran amenaza.
—No puedes vivir solo todo el tiempo, Nick… ¿O es Nick, Nicholas o Apostolos? Ni siquiera sé cómo llamarte.
Llámame tuyo…
Era un pensamiento tan est/úpido. Y sabía que era mejor dejarlo volar. La propietaria de su cuerpo y alma era Artemisa.
—No me importa cual uses. Respondo ante todos.
—Debes tener alguna preferencia.
—Solo su mamá, Akra-Apollymi, le llama Apostolos. Oh y algunas veces ese hombre demonio Jaden y Savitar quien siempre es encantador conla Simi.Él siempre le trae a Simi buenas cosas para comer. Pero yo creo que a Akri le gusta más Nick porque se lo dice a la mayoría de la gente que conoce de vez en cuando.
Nick le dedicó una seca mirada.
—Gracias, Sim.
—De nada, akri —dijo, ignorante a su sarcasmo—. Ahora ala Simile duele la cabeza. ¿Puedo dormir sobre ti donde se está cómodo hasta que deje de doler tanto? No me gusta ya el suelo. Lastima las alas de Simi.
Extendió su brazo.
—Por supuesto que puedes, Simykey.
Sonriendo, se transformó y voló en una oscura niebla hasta su cuerpo para formar el tatuaje de un pequeño dragón sobre su hombro.
Miley entrecerró los ojos ante la forma de Simi.
—Ahora conozco el secreto del tatuaje cambiante. ¿Tienes algunas sorpresas más para mí?
—Supongo que eso depende de lo que dijera la pasada noche. Diablos. ¿Hasta qué punto me pasé?
—Desde mi punto de vista, no todo lo que hubiera deseado.
Si fuera capaz de digerir el nudo del estómago, se habría reído de eso. Como estaba, lo mejor que podía llegar a hacer era sonreír.
—Te estás tomando todo esto bastante bien.
Se cruzó de piernas antes de enco/gerse de hombros de forma descuidada.
—¿Qué se suponía que iba a hacer? Quiero decir, no es como si tuviera precedentes para tratar con esto. No conozco a nadie que haya conocido a un tío que resulte ser un dios con su propio demonio personal. Demonios interiores, sí, pero un demonio que se convierte en un tatuaje… no. Definitivamente está fuera de toda posibilidad.
—Lo cierto es que eso no es completamente cierto.
Ella parpadeó.
—¿Qué quieres decir?
—Deberías preguntarle a tu prima Geary. Su marido, Arik, solía ser un Oneroi.
Miley permanecía todavía perfectamente sentada como si no pudiera creer lo que acababa de decirle. Debía ser divertido para él dado el modo en que ella parecía aceptarlo todo. Después de una breve pausa, hizo una simple pregunta.
—¿Arik era un dios Griego de los Sueños?
Asintió.
Miley se cubrió la boca con la mano.
—Así que por eso Geary dejó la caza dela Atlántida.¡Qué zo/rra! Fue justo después de que conociera a Arik en Grecia —con expresión enfadada, le pegó en el muslo.
—¡Ow! —Nick se frotó el golpe, agradecido de que no le pegara algo más arriba de la pierna—. ¿Eso porque ha sido?
—¿Por qué no me lo dijiste?
—No es exactamente algo que hablemos con los humanos. La mayoría no son tan razonables como lo estás siendo tú.
—Sí bueno, sabes, esto no cambia nada —su mirada mostraba cada pizca de su determinación—. Todavía intento ser la primera en descubrirla Atlántida.
Nick frunció el ceño resuelto a interponerse. Esta era una batalla que iba a ganar, sin importar lo que costara.
—No seas cabezota, Miley. Déjalo ir.
—Para ti es fácil decirlo. No has conocido la burla que mi familia ha vivido porque le contaste a mi abuelo una historia que embrujó la imaginación de sus hijos. Ambos mi padre y mi tío dieron su vida por encontrarla Atlántiday probar que estaba allí. No puedo hacer menos que resucitar su repu/tación.
Le tomó la cara entre las manos e intentó hacerla entender por qué no podía hacer eso.
—Están muertos, Miley. Su repu/tación no significa nada para ellos.
Nick la sintió apretar los dientes cuando la furia y el dolor parpadearon en sus ojos marrones.
—Ellos lo significan todo para mí.
¿Cómo podía hacerle ver su punto de vista?
—Quieres salvar la repu/tación de tu padre y yo quiero conservar la mía. En este tema estamos en guerra. Nadie puede saber siquiera quela Atlántidafue destruida.
—Eres un dios. ¿Por qué debería esa localización dañar tu repu/tación?
Una punzada de esperanza pasó a través de él.
—¿Te dije porque estaba enla Atlántidasiendo humano?
—No.
Oh gracias a los dioses que incluso estando borracho al menos había tenido un gramo de auto conservación. El alivio y la alegría manaron a través suyo. No le sorprendía que todavía le respetara.
Y eso era por lo que no podía dejar que nadie supiera acerca dela Atlántida.
—¿Por qué no puedes dejarlo estar?
—Por qué amaba a mi padre. Se lo debo.
Nick entrecerró los ojos.
—¿Me destruirías en el proceso?
Miley sacudió la cabeza, intentando entender porque era tan insistente.
—Esto no tiene ningún sentido. ¿Cómo podría esa posibilidad herirte?
Dile la verdad, Apostolos. Nick se sobresaltó ante el sonido de la voz de su madre en la cabeza.
Miró hacia el techo cuando sintió su presencia. Has estado considerablemente tranquila todo este tiempo, Matera. ¿Por qué no me hablaste sobre tus sacerdotisas?
¿Por qué debería? Además tú sabes que tengo que tener devotos para mantener mis poderes de dios con su fuerza actual. ¿Crees que los Daimons son los únicos que me pagan hospedaje?
Sí, est/úpidamente lo pensaba.
Muéstrale el diario, m´gios.
¿Y si me traiciona?
Es una humana. La mataré si te lastima.
Pero no se lo permitiría y lo sabía.
No puedo, Matera. No quiero que también me mire así.
¿Y si no lo hace? ¿Qué pasa si está siendo honesta y para ella no eres nada más que un amigo? Tu pasado no me importa. Tampoco le importa a Savitar o a Simi. Debes aprender a confiar alguna vez, Apostolos. ¿No crees que quizás sea la única persona que no te juzgue por algo que fue hecho en contra de tu voluntad? Dale una razón para abandonar la Atlántida. Déjala entender.
Se volvió hacia Miley, aterrado ante el pensamiento de ver la misma pena que había visto en los ojos de Demi, en los suyos. Le gustaba el hecho de que Miley lo viese como un humano normal.
Aunque ahora sabía que era un dios y su trato no había cambiado. Quizás su madre tuviera razón. Quizás debiera confiar en ella.
—No puedes vivir en la oscuridad todo el tiempo, chico —las palabras de Savitar lo perseguían—. Antes o después todo el mundo se queda con el cu/lo al aire. Pero sabes que la mayoría de las veces todavía te ríes de ello, agradeciendo la diversión que causa la herida.
Eso era verdad. Con todo, la única cosa que Nick entendía en la profundidad de su alma era que el dolor físico sanaba mucho antes que uno mental.
—Por favor no me lastimes, Soteria –susurró en Atlante. Sintiéndose enfermo por el temor, pero decidido confiar en su madre. Extendió la mano y utilizó sus poderes para traer la mochila de regreso a su regazo.
Miley dejó escapar una risa nerviosa.
—No estabas bromeando acerca de esos trucos de Jedi, ¿verdad?
—En realidad, no —alcanzó el fondo y sacó el último diario. Su estómago se anudó hasta el punto de temer que estuviera realmente enfermo, se lo tendió.
—Te concedo la habilidad para leerlo fluidamente. Pero quiero que sepas que lo estoy haciendo en contra de mi mejor juicio y te estoy confiando algo sobre mí que no se ha sabido jamás. Nadie. Este es el secreto por el que mataría con tal de protegerlo. ¿Lo entiendes?
Miley tragó ante el ominoso tono de su voz. ¿Qué podía contener que era tan apabullante para un dios?
—Lo entiendo.
Puso la mochila en el suelo.
—Voy a darme una ducha mientras lees.
Ella no se movió hasta que dejó la cama. Curiosa, abrió el libro y jadeó cuando se dio cuenta de que era capaz de leerlo como si fuera inglés. Conocía cada letra, cada definición. Era increíble y cuando leyó, vio las escenas tan claras en su mente como si estuviera viendo una reveladora película.
Al principio sólo eran los íntimos e inocuos detalles de la vida de una princesa hasta que empezó a hablar de su hermano…
La pu/ta.
jrfejtgigihyiyi que le quiten el diario que le quiten el diara si no miley se va a enterar de todas las cosas horribles que le hicieron a nick y el se va a enojar kjfkiogoglog me encanto el capitulo siguela que amo esta novela
ResponderEliminarOHHHH DIOOOS ESTAA BUENISIMA, OJALA MILEY LO ENTIENDA ELLA ES TAN LINDA CON EL C:
ResponderEliminarSIGUELA CHICAAA QUE ME DEJAS CON EL CORAZON EN LA BOCA C:
ResponderEliminarhahaah bitch no la puedes dejar ahi, la verdad no quier que Miley se entere del pasado de Nick, es muy triste, y odio que Nick se siga tratando asi como la puta, es trsite, siguela pronto
ResponderEliminarOmg, No la puedes dejar ahi mucho tiempo! Se pone cada vez más interesante, yo se que el amor va ha ser máa fuerte que el pasado♡
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