Katherine tomó aliento con brusquedad.
—Eso es blasfemia.
Nick no contestó, pero algo en sus facciones le hizo creer a Miley que sabía mucho más sobre la diosa de lo que dejaba entrever.
—Esos Atlantikoinonia, ¿son humanos?
Miley estaba confusa por la extraña pregunta.
—¿Qué otra cosa podrían ser? ¿Rábanos?
Nick sacudió la cabeza ante el sarcasmo. Aunque, para ser sincero, le divertía. De todas maneras, eso no cambiaba el apuro en que se encontraban.
—¿Sabe alguien que tenéis el diario?
—No —dijo Justina—. Dimitri no habría roto su promesa.
Tampoco él lo creía.
—Entonces, por ahora tenemos que meter a Miley en la cama para que descanse.
—Estoy bien.
Arqueó una ceja ante la protesta.
—Te acaban de operar. Tienes que estar en la cama, descansando.
Miley odiaba admitir que tenía razón.
—Vale. Llévame a casa.
Miró la bolsa y negó con la cabeza.
—No creo que sea prudente dadas las aventuras de hoy. Quien quiera que va tras de ti, sabe donde vives. Y no creo que debamos ponérselo fácil. Deja que los ***** se lo curren para matarte. —Se puso de pie cuando una atractiva rubia se acercó. Vestía una camiseta del Santuario muy corta con un lobo aullando en la delantera y llevaba una bandeja.
Apartándola a un lado, le habló en voz baja.
—Sin problema, —dijo la rubia—. Sígueme.
Nick cogió la bolsa.
—Vamos.
Irritada por su despótica conducta y porque no le había pedido su opinión, Miley les siguió hasta una puerta cercana. Aimee, cuyo nombre estaba grabado en la espalda de la camiseta, sacó un juego de llaves y abrió la puerta. Llevaba a una habitación pequeña con otra puerta que estaba cerrada con un scanner de palma.
Miley estaba impresionada por la seguridad.
—Llega fuera de la cuidad…
Sonriendo, Aimee abrió y les enseñó un dormitorio grande sin ventanas.
—Hay un cuarto de baño tras esa puerta. Es de acero reforzado, nadie que no sea invitado puede entrar… con gran énfasis en lo de no invitado.
Nick le hizo una inclinación de cabeza.
—Gracias, Aim.
—De nada. —le tendió la llave de la puerta exterior—. Puedes dejar abierta esta puerta y así no tendrás que usar el scanner.
Nick se dirigió a Miley.
—¿Quieres algo de beber?
—Zumo de manzana sería un regalo de los dioses.
Aimee asintió.
—Te subiré un poco.
Miley se acercó a la cama cuando Aimee los dejó solos.
—¿Ya puedo leer?
Nick hizo un ruidito de irritación.
—¿Te importa si primero le echo un vistazo?
—Sí, me importa. —tendió la mano esperando que se lo diera inmediatamente. Estaba desesperada por que todo este follón se terminara.
—Yo leo más deprisa que tú. —le recordó Nick.
Hizo un ruido fuerte de irritación que competía con el suyo.
Nick hizo una pausa. En ese momento, quería decirle la verdad de lo que estaba pasando y por qué. Quería que supiera que la hermosa camarera Aimee era la hermana pequeña de Dev y un oso en su otra forma. Tenía la fantasía de Miley agradeciéndoselo a pesar de todo. De ella aceptándolo todo sin asustarse y sin chillar.
De ella sin que le importara que fuera un dios maldito.
Pero ya se sabía. No era un adolescente con su primer enamoramiento. Había vivido lo suficiente para saber que la gente y sus reacciones ante cosas que eran radicalmente diferentes no solían ser positivas.
No importaba cuanto deseaba que le sonriera y le dijera que no importaba nada, ya había pasado por eso. ¿Cuántos siglos tendría que esperar para que lo le importara a Artemisa? Y ella era una diosa que no podía aceptarle.
¿Cómo podría una mortal tomárselo con calma? Además él vivía en un mundo peligros y ella no tenía los poderes necesarios para sobrevivir en él.
Se aclaró la garganta. Te recobraras de la decepción.
—Nick… —dijo con una nota de advertencia en la voz—, no me hagas salir de la cama.
Cogió la bolsa y salió de la habitación antes de que pudiera alcanzarle. Cerró la puerta y la selló.
—¿Eh! —El escándalo amortiguado le hizo enco/gerse al sentir su rabia dentro de él. Le habían tenido prisionero lo bastante como para que se odiara a sí mismo por lo que acababa de hacer.
Pero tenía que protegerse… y protegerla a ella.
Se detuvo en la habitación exterior para abrir la bolsa. Había un sello atlante que tenía el sol de su madre con el martillo de Archon y los rayos formando una “x” sobre él. Había tres gargantillas de sacerdotisa que podían usarse para convocar los poderes de su madre en un cuerpo mortal y había una daga atlante.
Nick empezó a maldecir al darse cuenta de que todo esto era más destructivo que una bomba nuclear. Con esto, cualquiera en el planeta podría terminar con el mundo en un parpadeo.
—¿Hay alguna razón por la que deba estar encerrada?
La voz de Aimee le distrajo.
—Sí —dijo poniendo todas las cosas en su propia mochila antes de levantarse—. Necesito que se quede aquí un rato.
Le echo una mirada tímida.
—Te gusta vivir peligrosamente, ¿eh?
Él ignoró la pregunta.
—Dile que volveré pronto y le traeré su ropa.
Aimee movió la cabeza cuando abrió la puerta y se enfrentó a una humana que parecía preparada para desafiar a un oso. Literalmente.
—¿No deberías estar en la cama? —preguntó Aimee.
Miley le lanzó una mirada a la mujer.
—¿Me vas a obligar?
—Con un poco de suerte no llegaremos a eso. Nick quiere que estés protegida y creía que tú estarías de acuerdo.
Miley levantó la barbilla en desafío.
—¿Haces siempre lo que él quiere?
—No, pero sé lo que es proteger a alguien por el que te preocupas, incluso cuando son tercos suicidas. No me hagas hacer algo por lo que luego me odies.
Eso le hizo bajar los humos un poco a Miley. Eso y el hecho de que Aimee era bastante corpulenta y no mucho más baja que ella.
—No me gusta que me digan lo que tengo que hacer y odio estar encerrada.
—Si me prometes que te quedarás aquí y te portarás bien, dejaré la puerta abierta. Pero no me hagas perseguirte. Te aseguro que soy mucho más rápida de lo que parezco.
Aunque seguía enfadada, Miley comprendió que no podía salir corriendo tras Nick. Todavía había gente buscándola y se estaba restableciendo. Así que fue hacia la cama y se metió dentro.
Sonriendo, Aimee le tendió el zumo. Abrió el cajón de la mesilla de noche y sacó un mando a distancia. Un momento después se abrió un panel en la pared que descubrió una tele grande de plasma.
—Esto no es una cárcel. Pulsa el botón amarillo si necesitas algo y subiré.
—Gracias.
—De nada. Intenta no matar al chico alto de negro. Puede parecer un gilipo/llas algunas veces, pero básicamente es un buen hombre y hay tan pocos en el mundo que no necesitamos empezar a eliminarlos.
Miley se rió ante la perfecta descripción de Nick. Aimee tenía razón. No había una plétora de gente buena.
—¿Hace mucho que conoces a Nick?
Se puso la bandeja debajo del brazo antes de contestar.
—Desde que era una cría... la verdad es que me salvó la vida.
Miley no sabía por qué, pero la sorprendió.
—¿Te salvó la vida?
Ella asintió.
—Mataron a mis hermanos mayores delante de mí.
Los hombres que lo hicieron estaban borrachos de sangre y cuando vieron que me estaba escondiendo, me sacaron de donde estaba para matarme también. Lo siguiente que supe fue que Nick estaba allí y ellos estaban muertos. Me levantó y me devolvió a mi familia. Si no me hubiera encontrado, se que me habrían matado también.
Miley frunció el ceño ante las imágenes conflictivas que pasaban por su mente y que no tenían sentido.
—Pero eres mayor que él.
—No.
Su ceño se incrementó. Aimee parecía por lo menos diez años mayor que los veintipocos de Nick.
—¿Cuántos años tiene Nick?
—No lo sé exactamente. No conozco a nadie que lo sepa con exactitud pero sé que es mayor que yo. Él no lo dice y yo no pregunto. A propósito, me dijo que te dijera que te traerá algo de ropa. —Antes de que Miley pudiera decir una palabra más, Aimee se había ido.
Mileyyacía en la cama con aquellas palabras dándole vueltas en la cabeza. Había mucho más en todo esto de lo que sabía y la molestaba que todos pensaran que era tan est/úpida que no lo sabía.
¿Qué pasaba con Nicholas? ¿Quién era en realidad?
Y ¿cuántos años tenía?
Una sombra se posó sobre la cama. El corazón dejó de latirle un momento hasta que se dio cuenta de que la sombra era Justina.
—¡Me has asustado!
—Lo siento. Hay algo que he olvidado darte. Era tan pequeño que no lo puse en la bolsa con el resto. —Sacó una bolsita del bolsillo—. Creo que lo encontrarás realmente interesante.
Miley la miró ceñuda cogiendo la bolsita y sacó una moneda. No se sorprendió puesto que encontraban muchas monedas. El reverso era el mismo que en otras monedas de Didymus.
Pero cuando la volteó dio un grito ahogado.
El rostro que había en la moneda era el de Nicholas.
******
No fue Nick quien le trajo a Miley las ropas después. Él la había enviado con Aimee, quien tenía un sarcástico humor, pero si él quería ser un cobarde después de haberla encerrado, que así fuera. Además, le gustaba Aimee que tenía un picante sentido del humor y aguda inteligencia.
Esto también le daba tiempo para planear una venganza sobre el alto Gótico que la irritaba hasta la distracción.
Sin nada mejor que hacer, Miley se dio una ducha en el pequeño cuarto de baño, cuidando de no mojarse las suturas. Estaba extremadamente cansada de estar descansando en cama. No entendía como podía sentirse tan bien dado lo que le había sucedido. Honestamente estaba un poco dolorida del casi fatal desenlace.
Era tan extraño.
No queriendo estar a solas donde los pensamientos de Dimitri y la preocupación por su equipo la hicieran lastimarse, dejó la habitación y se dirigió al área del bar, buscando distracción. Cuando salió, Justina y Katherine se levantaron de una pequeña mesa redonda donde habían estado sentadas… Justina mirando hacia la puerta de Miley y Katherine escaneando el bar a su alrededor de ellas.
No sabía dónde estaban las otras sacerdotisas, pero el hecho de que esas dos estuvieran allí la hizo arquear una ceja.
—¿Qué estáis haciendo? —les preguntó, curiosa acerca de su nerviosa vigilancia.
Katherine apartó la mirada avergonzada.
—Estamos vigilándote para asegurarnos que nadie te molesta.
Bueno, al menos el hombre no las había mantenido encerradas en la habitación. Debería estar agradecida por algo de libertad.
—¿Órdenes de Nick?
Justina sonrió.
--Finalmente encontré a alguien que es incluso más mandón que tú. ¿Quién sabe? Por no mencionar que él es mucho más fiero.
Ja, Ja, pensó Miley sarcásticamente. Ella no encontraba eso particularmente divertido… más aún, porque ella estaba recibiendo el final de su mangoneo.
—¿Dónde está?
Probablemente fuera acechando a la pelirroja o a alguna otra mujer.
Katherine indicó por encima del pasamano que bajaba a la zona del almacén. Miley bajó la mirada, entonces jadeó cuando vio al hombre de regreso en el escenario en el cual no habían puesto un foco sobre él. No había error en el gigante vestido de negro que tocaba una guitarra negra adornada con llamas rojas.
Justina se unió a ellas en el pasamano.
—El guitarrista de la banda se pilló dos dedos justo antes que se supone que tocarían, así que le rogaron a Nick que lo sustituyera.
Miley se quedó absolutamente atónita cuando vio sus largos dedos volar sobre el cuello en perfectos acordes.
—Apártate.
Justina sonrió abiertamente.
—Yeah, lo sé, es impresionante, ¿No?
No, él daba bandazos pasando de lo impresionante e iba directo al reino del dios de la guitarra. Debido a que ella misma tocaba, podía apreciar fácilmente el talento que llevaba a hacer que pareciera y lo hiciera sonar sin tanto esfuerzo. No cometió ni un simple error.
Y cuando rompió en un agudo Solo rivalizado por Hendrix, Rhodes o Van Halen, el público se volvió loco.
Antes de que Miley se diese cuenta de lo que estaba haciendo, se dirigió bajando las escaleras para verle tocar desde cerca.
Nick normalmente no miraba al público esas pocas veces que había tocado con los Howlers… lo cual era sólo durante las sesiones de prueba o cuando el bar estaba cerrado a cualquier cosa no sobrenatural, pero por alguna razón sintió una poco característica compulsión a hacerlo ahora.
Él vio inmediatamente a Miley al frente con Justina y Katherine detrás de ella.
El tiempo pareció detenerse cuando se encontró aquellos preciosos ojos marrones que siempre parecían mirar a través de él, directamente a su alma. Mientras se quedaba ante ella, se olvidó de todo, especialmente cuando finalmente oyó sus pensamientos acerca de aquellas personas que lo rodeaban.
¿Por qué vives en las sombras alejado de todo el mundo? Deberías salir al frente y brillar con ese talento. Nunca he oído un mejor guitarrista. ¿Cómo lo haces? ¿Naciste con una guitarra en las manos?
Ella lo miraba con respeto. Eres tan hermoso, Nicholas. Todo en ti. ¿Por qué te ocultas del mundo y de mí en particular? Yo jamás te lastimaría…
La sinceridad de aquellas palabras lo alcanzaron como nada lo había hecho antes. Pero más que ellas, eran otros vislumbres que finalmente tuvo de ella. Algunos de ellos nunca los habría supuesto. Su alma era tan hermosa. Su corazón increíblemente amable. Él solía tratar con aquellos que, al igual que él, estaban hastiados. Aquellos que sólo esperaban lo peor de otras personas y del mundo.
Pero ella no. Incluso ella veía el mal a su alrededor con una infantil esperanza.
Dioses, como quería tocar esa pureza. Sentir la mágica manera en la que ella veía lo mejor en las personas, incluso, aunque no se lo merecieran. Más que nada, quería verse a sí mismo de la manera que ella lo hacía. Ser la persona que ella pensaba que era, en vez del animal que él mismo sabía que era.
Sólo durante un minuto.
Ese tendría que ser el mayor regalo que nadie le había dado y ella ni siquiera se daba cuenta de que lo había hecho. Era sólo quién y qué era ella. Eso era lo que lo hacía perfecto.
Y quería devolverle el favor cuando terminaran el repertorio de Godsmack que estaban tocando. Él fue hacia el cantante de la banda, Angel Santiago, quien tenía el largo pelo marrón y una pícara sonrisa, y le susurró.
Angel sacudió la cabeza, riéndose.
—Por ti, tío, cualquier cosa. —Angel fue a donde estaban los otros, mientras Nick ajustaba el micrófono frente a él para acomodarlo a su altura.
Un instante después, Nick dio un respingo cuando un foco se volvió directamente sobre él. Él nunca había soportado ese tipo de atención y cada parte de él quería huir para esconderse.
Pero Miley tenía una est/úpida fantasía y la parte de él que ella había tocado sin saberlo quería dársela.
La garganta seca por la vergüenza y el miedo, encontró su mirada.
—Esto es para Soteria.
El abrió con los acordes de “Save´ Me” de Nikelback. Al momento de hacerlo, quiso morir cuando se dio cuenta de lo malamente jod/ido que estaba… en público. El club estaba lleno de gente y animales en forma humana que sabían quién y lo que él era. Seres que matarían por saber quién era Soteria y por qué él le dedicaba esa canción cuando jamás había hecho tal cosa.
Más que eso, debía haber enfadado a Miley por vincular su nombre al de él. Maldición. Lo sabía perfectamente. Nadie quería ser visto con él. Jamás.
¿Cuándo iba a aprender el más básico de los hechos? Las personas decentes no querían estar con él en público. Él era una vergüenza. Una abominación.
Pero ya era demasiado tarde. Todo lo que podía hacer era ver de pasar por esto y esperar que ella no hiciera pública su bofetada por el atrevimiento cuando esto terminara.
Soy un idi/ota.
Miley no podía respirar mientras oía la canción de Nick. Él tenía una voz asombrosa. Baja y profunda, esta la hacía temblar.
Buenos dioses del Olimpo…
Nunca antes había escuchado esa canción pero la letra era hermosa…
Las puertas del cielo no se abren para mí.
Con esas alas rotas estoy cayendo.
Y todo lo que veo eres tú.
Esas letras le trajeron lágrimas a los ojos. Durante toda su vida, había tenido la fantasía de que un guapo tío de una banda cantara para ella. Sabía lo que est/úpido que era, pero allí estaba ahora Nick de entre todos los hombres cantando para ella.
Era tan irreal y tan maravilloso. Más que nada, la hacía querer llorar.
Y cuando la canción terminó, y los focos se apagaron. Nick dejó la guitarra sobre el stand de la batería y saltó bajando del escenario.
—Nos tomaremos veinte minutos de descanso —dijo el cantante principal.
Miley apenas lo oyó mientras Nick se acercaba lentamente a ella y por primera vez vio la vacilación en su poderoso andar. Inseguro, se detuvo ante ella.
Nick se encogió, temeroso de su reacción.
—Lo siento si yo… —él iba a decir avergonzarte, pero antes de que consiguiera terminar la frase, ella le quitó las gafas y lo agarró en el más fiero de los besos que jamás había conocido.
Todo a su alrededor retrocedió cuando los labios de ella prendieron fuego a todo su cuerpo. Este no era exigente o doloroso. Era un beso de compromiso. De cariño.
Uno que le hizo gruñir de necesidad cuando ella cubrió su cara con sus manos, arrastrándolas bajando por su cuerpo para sostenerle tan cerca de ella que la cabeza le giró con incredulidad.
Y en ese momento, todo lo que quiso era estar dentro de ella. Para tenerla sosteniéndole así mientras sin que hubiese nada entre ellos. Solo piel contra piel.
Miley no podía respirar cuando saboreó a Nicholas. Su cuerpo era tan increíblemente duro. No dudaba que no hubiese una simple molécula que no estuviese musculada y definida. Excepto por sus labios. Eran tan suaves como un susurro y sabían a puro poder masculino.
—Maldición, Nick, consigue una habitación.
Nick se tensó ante el sonido de la voz de Dev cuando el oso pasó junto a él. Pero todavía estaba incrédulo de que Miley lo hubiese agarrado de esa manera en público. Ninguna mujer había hecho algo así antes. Él siempre había estado relegado a las sombras… a lugares donde nadie podría verlos juntos.
El hecho de que ella lo hubiese besado abiertamente…
Era el cielo.
Mordiéndose el labio, Miley se apartó para ver su cara salpicada de rojo. Si era de rabia, esfuerzo o vergüenza, no podía decirlo con seguridad.
—Lo siento. Espero no haberte ofendido.
Nick sacudió la cabeza mientras tendía la mano a su mejilla. Tirando de ella contra él, enterró la cara en su pelo e inhaló la dulzura de su esencia, Era una esencia en la que quería bañarse hasta estar cubierto con cada pulgada de su piel y marcarle como suyo.
Miley cerró los ojos ante el más estrecho abrazo que jamás había tenido. Ella lo abrazó de regreso y lo sostuvo mientras la gente pasaba a su alrededor. Nunca había sido partidaria de las muestras de afecto en público, y aún así con él era diferente.
Nada parecía importar excepto estar con él aquí mismo y ahora.
Nick apretó los ojos cuando las crudas emociones lo atravesaron. Déjala ir. Empújala a un lado.Eso era la cosa más sensata que podía hacer. La más segura.
Pero no podía. Había vivido toda su vida para otras personas, intentando complacerlas y fallando con cada intento. Primero había sido su padre humano, después su tío. Los clientes que había tomado.
Y entonces Artemisa.
Nunca había sido lo bastante bueno para merecer su amor. Lo bastante bueno para que ellos le hicieran sentirse de la manera en que lo hacía Miley. Para ella, él no era ni pu/ta ni dios. Ninguna profecía o un tipo de vergüenza.
Sólo era un hombre.
Y ese hombre quería hacerle el amor.
No seas est/úpido. No lo hagas. Sólo conseguirás herirte, Nick. Lo sabes bien.
Artemisa te hará sufrir hasta que ruegues por la muerte… y entonces te torturará incluso más.
Aún así cuando miraba en esos profundos ojos marrones que lo veían como un humano con sentimientos, estuvo perdido. Más que nada, estaba cansado de no tomar nada para si mismo. De sacrificarse por la felicidad de otras personas mientras él no tenía a nadie que lo hiciese sentir así de importante.
De repente anhelaba tener a alguien que lo sostuviera cerca y lo aliviara. ¿Sería eso tan egoísta?
Su resolución se volvió bajo el peso de la conciencia. Jod/ido si lo era.
Si tenía que pagar por eso después, lo haría. Había sufrido insoportablemente por mucho menos que Miley. Y ella iba a curar cada cicatriz.
Dando un paso atrás, tomó su mano en la de ella y la condujo escaleras arriba y a su habitación. Él cerró la puerta, aislándolos de los sonidos y las personas de abajo, entonces se volvió a mirarla.
Miley no estaba preparada para la ferocidad de su beso cuando la presionó contra la pared. Había sido siempre tan reservado y frío que ella nunca había sospechado cuan sexy podría ser para él perder el control de esta manera.
El hecho de que ella fuera la única que lo conducía a esto, sólo la ponía más caliente. Sus labios la atormentaron cuando sus manos empezaron a desabotonarle la blusa. Ella tragó ante el calor golpeando a través de ella. Nunca antes había estado con un hombre.
Y apenas le conocía.
Y aún así se dio cuenta de que Pam tenía razón. Si no dormía con Nick, se arrepentiría de ello durante el resto de su vida. No había nada en él que la hiciera impaciente y calmada. Algo que tocaba su corazón de una manera que nadie lo había hecho antes.
Quería estar con él. Sostenerlo cerca y no dejarle ir jamás.
Nick se apartó de sus labios y abrió el último botón de su blusa. Sus pechos, cubiertos por encaje púrpura, eran pequeños e invitantes. Adorables y perfectos. Él continuaba esperando a que ella lo empujara a un lado y lo rechazara.
No lo hizo.
Respirando profundamente, alcanzó el broche dorado entre sus pechos. Sus miradas se encontraron y la cruda hambre allí prendió fuego en él cuando abrió el sujetador y liberó los pechos a su mirada. Ahuecó el derecho en su mano, asombrado de la suavidad de su piel cuando su tenso pezón acarició su palma. Muriéndose por saborearlo, hundió la cabeza para succionarla suavemente.
Miley jadeó cuando él revoloteó su lengua sobre el pezón. Con cada lametón, su estómago se contraía bruscamente. Su boca estaba tan caliente cuando succionaba y jugueteaba. Su respiración le quemaba la piel. Ella ahuecó su cabeza hacia ella, incapaz de creer cuando placer le daba.
Él se movió hacia el otro pecho mientras le desabrochaba los pantalones. Miley se sintió ya mojada.
—Tócame por favor. —rogó ella, muriéndose por algo que saciara el fuego en su interior.
Nick la complació cuando deslizó la mano bajo la cinturilla de sus braguitas. Dejó que el pequeño vello acariciara sus dedos mientras hundía su mano bajando furtivamente hasta que pudo deparar los tiernos pliegues de su cuerpo y correr su dedo bajando su hendidura.
Ella hizo un estrangulado lloriqueo de placer. Sonriendo con satisfacción, hundió la mano más abajo para dejar que su humedad cubriera sus dedos antes de mover la mano para masajearla.
Miley chilló cuando sintió su cuerpo explotando con placer. Nunca antes había tenido un orgasmo. Era crudo y era increíble e incluso un poco aterrador. Las palabras no podían describir lo que sentía. Ella se agarró a Nick cuando él continuó incrementando el éxtasis. Él se hundió de rodillas frente a ella.
Todavía temblorosa y húmeda, bajó la mirada para encontrar esa hambrienta mirada plateada. Él se estiró para bajarle los jeans por las piernas con un fiero intento que la dejó incluso aún más sin respiración. Ella deslizó una pierna y después la otra así de modo que quedó completamente desnuda de la cintura para abajo. Su camisa estaba abierta.
Nick no podía respirar cuando le echó un vistazo de esa manera. Era tan hermosa y todo lo que él quería era complacerla… tener sus manos sobre su cuerpo, sin lastimarlo o exigir su sumisión para hacerla sentirse más poderosa. Solo simplemente complacerle. Calmarlo. Se llevó su delicada mano a los labios de modo que pudiera saborear la punta de sus dedos. La esencia y su dulce sabor endurecían su pe/ne hasta el punto de no poder hacer otra cosa que atacarla donde estaba. Pero quería saborearla lentamente.
La única cosa en el universo en la que sobresalía era en esto y quería que ella conociera la altura de sus habilidades.
Ella se estiró bajando a acariciarle el pelo de la nuca. Nick enterró la cara contra su muslo y mordisqueó la tierna piel allí mientras ella le acariciaba la mejilla.
—Por favor, no me tires del pelo —jadeó en un ronco susurro, sin querer que nada estropeara ese momento.
—Yo nunca te lastimaría, Nick.
Y eso era por lo que él se estaba arriesgando a la ira de una diosa para estar con ella. Por una vez en su vida, quería hacerle el amor a alguien que no le hiciera sentirse igual que la mie/rda por ello. Cubriendo su mano con la suya, giró la cara para que así pudiera besar su suave palma.
Miley estaba atónita por su ternura. Él le recordaba a un cervatillo cuando le succionaba los dedos. Y cuando él levantó la mirada para verla, ella vio el puro dolor y tormento en su interior. Su alma estaba tan desnuda como su cuerpo lo estaba para él.
Le lamió la palma en una sensual pasada antes de alcanzar a enterrar sus labios contra el centro de su cuerpo.
Miley lloriqueó cuando el placer la cegó. Se estiró por su pelo, sólo para contenerse a sí misma. En vez de eso, se aferró al pomo de la puerta con una mano y se mordió los nudillos de la otra.
Su cuerpo cobró vida propia mientras la lamía y jugueteaba con su lengua. Alzó sus manos para separar sus pliegues de modo de su lengua pudiera lamer y hurgar profundamente en su interior.
Nick gozó en el sabor de la parte más privada de su cuerpo. Los restos de su último orgasmo lo hacían hambriento del suyo propio, pero más que eso, hacía que quisiera oírla gritar su nombre.
Muriéndose por estar profundamente dentro de ella, deslizó su dedo en su interior, entonces se congeló cuando encontró lo último que se esperaba.
Se congeló interiormente.
—¿Eres virgen?
Miley frunció el ceño ante el veneno en su voz cuando escupió la palabra como si esta la disgustara.
—¿Eso es un problema?
Él se alejó de ella como si hubiera descubierto leprosa.
—¿Por qué no me lo dijiste?
—No pensé que importara.
Él le dedicó una fiera mirada que hizo que se cerrara la blusa
—Importa. ¡Maldita sea, mujer!
Ella se quedó completamente asombrada por su inesperada respuesta. ¿Por qué estaría tan enfadado por el hecho de que nunca hubiese estado con otro hombre?
—Pensé que a los hombres les gustaba tener vírgenes.
Nick se pasó la mano a través del pelo mientras luchaba para mantener su temperamento bajo control. Pero no era rabia lo que sentía. Había shock, culpa y un hambre por ella, tan profunda que no estaba seguro cómo podía contenerse con ella.
—Yo no soy la mayoría de los hombres. —Él recogió los jeans del suelo y se los tendió.
Ella jadeó ante él.
—¿Y qué es esto? ¿Vas a dejarme sólo porque nunca he estado con nadie?
—Eso es exactamente lo que voy a hacer. —intentó llegar a la puerta, pero ella se puso frente a esta mientras le miraba con su propia brillante furia.
—Oh el horror de esta situación, —dijo ella, su tono tan espeso con el sarcasmo que él necesitaría una motosierra para cortarla—. Que me dirías si bajo las escaleras y me lío con el primer hombre que vea, ¿Sería entonces lo bastante buena para ti?
Los celos lo atravesaron ante el mero pensamiento.
Ella entrecerró su mirada sospechosamente.
—Tampoco te gusta esa idea, ¿verdad?
Nick se quedó sin respiración cuando imágenes de ella con cualquier otro lo atravesaron. No, no la quería con nadie más, pero al mismo tiempo no quería ser el primero para ella. No quería lastimarla y honestamente, no quería que lo recordase o se arrepintiera de algo. Ella se merecía algo mejor que eso. Alguien mejor que él con quien acostarse.
—¿Cómo puedes ser virgen a tu edad?
—No tengo noventa años, Nicholas. Buena desgracia. Te lo dije, he tenido malas experiencias con los hombres. Cada vez que intentaba dormir con uno, sucedía algo. O alguien nos interrumpía o… en un caso el tío se cayó de la cama cuando se subió a ella y se rompió la clavícula.
Ella tomó su cabeza en las manos y lo obligó a mirarla.
—Yo quiero estar contigo, Nick. Sin ataduras. Sin compromisos. Soy una mujer adulta y no voy a acecharte. Solo quiero amarte durante un rato.
Esas palabras lo abrasaron y al mismo tiempo quiso maldecir por que le hacían imposible el alejarse de ella.
______________________________________
COMENTEN o no subo :D
Me confundo cada vez más, los capitulos anteriores estaban en desorden y ahora con estos es peor! No entiendo nada -.-' Bueno aún así amo esta adaptación, espero sigas subiendo para ver si se entiende mejor, Besos
ResponderEliminarAHHHHHH cada vez se pone mejooooooor subela por fa asi que
ResponderEliminarvoy a comentar mucho para que subas mas rápido C:
Por cierto cada vez me encanta que nick sea tan tierno con ella ojala se acuesten xd
ResponderEliminarsiguela por fa no te demores c:
OMG esta adaptación se pone mejor cada día!!! Nick es tan tierno con Miley :3 espero que nick le haga el amor ha jajajaj, enserio awoadjÑSHFCAHSC AMO ESTA ADAPTACIÓN!! Continuala <3
ResponderEliminarno te demores por faa esta muy buena la adaptación c:
ResponderEliminar