Con el estómago apretado, entro en la sala de estar donde
ella posa la mirada en un pequeño televisor. Se pasea por
el costado de una mesa pequeña, destartalada, donde
antes había una gran pantalla que ha sido embargada.
Recuerdo ese día con claridad meridiana, porque fue la
primera y única vez que he sido golpeada por mi padre;
previamente y desde entonces sólo es mi madre quien
reparte los castigos.
Ella se sienta en su lugar habitual del sofá, su lugar
moldeado. Debería tener sobre peso, debido principalmente
a su dieta de comida chatarra, que atesora celosamente, y
que cuenta. Si llegara a faltar alguna yo consigo pasar por
un infierno, incluso si ella imagina que falta alguna.
Pero las drogas hacen volar a su metabolismo, lo que la
mantiene delgada. Creo que probablemente podría
sobrepasarla si quisiera, pero ella ha hecho su trabajo
sobre mi mente bastante a fondo; comenzando desde que
era una niña impresionable. Aun sabiendo que todo es un
juego mental, no tengo más valor para escapar de ella del
que para defenderme en la escuela.
—¿Dónde has estado? —exige, con palabras mal
pronunciadas—. ¡He estado llamándote durante horas! —
Que literalmente puede significar horas, o podría haber sido
sólo unos minutos.
—Estuve la escuela, ¿recuerdas? Hoy fue el primer día.
—Oh. —Esto da un poco de viento a sus velas, pero
encuentra un nuevo objetivo con suficiente rapidez—.
Bueno, mañana antes de salir mejor asegúrate de que
tienes la casa limpia. No puedo vivir en esta pocilga.
—Claro, mamá —le respondo, ya limpiando a su alrededor.
Su fuerte apretada de puño por encima de mi oído no me
sorprende, pero estoy un poco fuera del juego de hoy.
Tropiezo sobre mis rodillas balanceándome hacia los lados,
golpeando mi cabeza contra la mesa de noche y casi
tocando la lámpara. Estoy luchando por estabilizarme y
alcanzarla antes de que pueda caer.
—¿Eres una sabelotodo?
—No, mamá, no. Lo siento. Lo siento. —Respiro la palabra
y doy una gran exhalación y así es como noto el color de la
humillación al permitir que me trate de esta manera y luego
tener que disculparme por ello, pero la rutina no ha
cambiado mucho en los últimos ocho años y los hábitos son
difíciles de romper.
Me apresuro al armario del pasillo para coger el plumero.
Empiezo quitar el polvo de alrededor de los objetos sobre la
mesa, con rapidez, pero discretamente, sabiendo que es
mejor no tocar sus cosas.
—Oh. Acaba con eso —me dice, con disgusto en sus
palabras. Regreso, esperando a ver qué más tiene para
decir—. Deja de mirarme, me da escalofríos —dice—. Ve a
tu habitación. No tengo ganas de verte hoy.
Simplemente asiento y reemplazo el plumero en mi camino
hacia las escaleras. Entonces, hoy es el día del estado
decaído, el mejor de todos. Permanecer en mi habitación
significa que no hay posibilidad de cenar. Es una
negociación, supongo. Por lo general me ordena hacer la
cena, pero no se me permite comerla. A veces me las
arreglo para sacar un poco de comida mientras cocino.
Estar en mi habitación no sólo significa que no hay
posibilidad de eso, sino que también de que no seré
golpeada. Así que me siento aliviada. No voy a ser capaz
de escabullirme al primer piso, para recuperar mis libros
que he olvidado tomar en el camino, hasta que estén
dormidos. Siempre completo mi tarea, pero a veces la
olvido con el fin de mantener mi promedio de calificaciones.
Por desgracia, eso me da mucho tiempo para pensar en
Nicholas Jonas y me pregunto qué estaba haciendo él día
de hoy. La amarga decepción regresa y me siento en mi
ventana dando un vistazo hacia afuera, a mi fuerte con
columpios, donde me gustaría estar.
***
―¡Hey, Miley!
Me tropiezo y casi caigo con esas palabras, trayendo una
ronda de risas burlonas desde algún lugar cercano. Miro
hacia atrás y veo a Nick observándome. Si no lo supiera
mejor, juraría que casi tiene una mirada de preocupación
en su rostro.
Me alejo deprisa, sosteniendo mis libros más fuertemente.
¿Qué quiso decir con eso? me pregunto. Su tono de voz
sonó neutral, casi amistoso. Realmente pensé que no
habría nuevos juegos que podrían lanzar en mi camino, que
he sufrido cada posibilidad de humillación. Estaba
equivocada.
Considero seriamente el saltarme la clase de fotografía,
pero no me atrevo. Cuando entro, él está sentado en
nuestra, ahora, mesa compartida. Eso es suficientemente
malo, pero está rodeado por dos chicas y otro chico.
Conozco a las chicas, son porristas populares, pero de las
que me dejan en paz. El chico es uno de los que solían
atormentarme constantemente a través de la escuela
secundaria. Ahora está en el equipo de futbol y no me ha
molestado mucho en los últimos años, pero eso no me
consuela, exactamente.
Me debato entre sentarme en otra mesa, pero una rápida
mirada me dice que no hay asientos disponibles que sean
mejores que al lado de él.
—¡Miley! —me llama mientras me saluda con su mano.
Me detengo, congelada en seco. Las dos porristas me
miran fijamente con la boca abierta, y el jugador de futbol
mira a Nick como si le hubieran crecido dos cabezas.
—Está bien, gente, tomemos nuestros asientos —ordena el
Sr. Hurley, nuestro maestro.
Estoy obligada a tomar mi temido asiento junto a Nick,
quien me sonríe abiertamente. Me estremezco y me doy la
vuelta.
—Tengo papeletas aquí para aquellos que califiquen para
almuerzos gratis o a precio reducido para excluirlos de los
honorarios de la clase.
¡Oh, no! Mis mejillas arden para lo que sé que viene.
Efectivamente, él se acerca y deja uno directamente
delante de mí. La vergüenza inunda mi cuerpo por la
humillación de tener a Nick viendo esto.
—¿Quién más? —Dice el Sr. Hurley, agitándolos en el aire
—. ¿Nadie? Muy bien entonces, para el resto de ustedes,
necesito un recibo que demuestre que han pagado sus
cuotas a la oficina principal antes de los exámenes
parciales. ¿Janna?― Una chica de la primera fila lo mira
―Pasa éstos a todos por mí.
Janna se pone de pie y comienza a entregar las papeletas
mientras el Sr. Hurley se traslada a la parte delantera del
salón para comenzar la clase. Mientras ella se acerca a
Nick, le entrega la papeleta con una sonrisa, claramente
indicando su interés en él.
—Hola Nick, soy Janna. —No hay duda por su tono de voz
que está siendo más que amable. Él hace una cosa
extraña, me da una mirada y rápidamente la retira. Le
sonríe cortésmente, desviando la mirada.
La sonrisa de Janna se endurece mientras me mira. Luego
se da la vuelta con fuerza, con burla en cada línea.
—Toma fenómeno —ella se burla, entregándome la
papeleta, y entonces la retira lejos— Oops, lo siento, olvidé
que no necesitas una de éstas.
Se ríe cruelmente, mirando a Nick, esperando que se una a
la broma. No puedo ver su rostro porque se ha dado la
vuelta ligeramente lejos de mí hacia ella, eso y el hecho de
que estoy agachando la cabeza, tratando de ocultar mi
rostro, pero también tratando de ver su reacción. Así que
no puedo ver lo que ella ve, pero cualquier cosa que sea,
congela su risa. La sonrisa cae de su rostro y traga con
fuerza, con las mejillas encendidas mientras se aleja.
Nick se vuelve hacia mí, pero rápidamente me inclino hacia
delante, tirando mi cabello suelto como un escudo,
mortificada por todo el intercambio. Me pregunto cuán difícil
va a ser cambiar mis clases ahora.
La escuela se vuelve aún más un ejercicio de tortura, a pesar de que no hubiera imaginado eso posible, porque él ha sido añadido a la mezcla. Sentarme al lado de Nick en Fotografía es lo peor, porque siempre se sienta y me saluda como si fuéramos amigos. Casi todos los días está rodeado por otros, y, o él es completamente ajeno a su apariencia mientras me reconoce, o simplemente no le importa.
Sé lo que se propone porque no es exactamente un juego nuevo. Él es sólo mejor en eso que aquellos que han intentado lo mismo antes. Lograr que la fenómeno piense que eres su amigo, así poder obtener una mayor humillación. No aprendí eso a la primera, y fui engañada una segunda vez, pero no he caído en esa trampa de nuevo, y no lo haré ahora.
Antes nunca, sin embargo, había parecido algo personal de alguna manera. Sé que los otros no piensan en mí como una persona real, así que aunque duele, no es la cosa más devastadora.
Esto es peor porque, él había sido mi amigo una vez, y tal vez incluso algo más. Tengo que admitir, que parte de esto es por lo que pensé que él era mucho mejor que el resto. Es una dolorosa realidad el ver que no lo es.
En fotografía se sienta, a veces tratando de iniciar una conversación, pero me mantengo dándole la espalda y me niego a dejarme arrastrar, ignorándolo con firmeza, manteniendo mi cabello entre nosotros. Aun sabiendo lo que se propone, no puedo evitar sentirme atraída por él, a pesar de mi misma. Debido a nuestra historia, supongo. Así que lo observo a escondidas, sólo a sus manos, primero, mientras arrastran un bolígrafo a través de la página, mientras toma notas detalladas.
Sus manos son grandes, formando una escritura limpia y no los garabatos desordenados que la mayoría de los adolescentes crean. Son manos fuertes, con dedos largos y uñas recortadas y limpias, y una pequeña cicatriz en el dorso de su mano derecha. Él es zurdo, pero no escribe con su mano en un ángulo incómodo que he visto en otros zurdos. Más bien, sostiene su mano en el mismo ángulo que alguien diestro, sólo que al revés, a pesar de que casi pone de lado la página para escribir.
Algunas veces, incluso dejo que mi imaginación vuele e imagino a su mano derecha cicatrizada, alcanzando la mía y envolviéndola en la de él. Me pregunto si serán cálidas o frías, suaves o ásperas con callos. No puedo recordar cómo se sentían hace todos estos años. No he sido tocada en una manera amable por manos masculinas por tanto tiempo como puedo recordar, probablemente desde la última vez que él sostuvo mi mano, aunque estoy segura de que hubo un tiempo en que mi padre me tocó con amor.
Lo más inquietante de todo, es la fantasía de la bondad de él. Entonces recuerdo lo que Nick se propone, esa bondad ha muerto y esas manos nunca me tocarán con nada más que con un propósito de humillación, o peor, con repulsión. Cada día después de clase, huyo del salón y del edificio, esperando hasta que estoy más allá de los límites de la escuela para reducir la velocidad.
***
Las primeras semanas de escuela pasan, y a pesar de que Nick ha dejado de tratar de iniciar una conversación, todavía dice “Hola” cada vez que llega. Nunca le respondo, pero cuando él no hace más movimientos, comienzo a relajarme y no me siento tan lejos en el borde de mi asiento. No ha hecho ninguna broma a costa de mí, al menos no que yo sepa, y no ha tratado de humillarme públicamente.
Curiosamente, parece como si los demás estudiantes, quienes antes disfrutaban atormentarme, están perdiendo el interés en el juego también. No todos ellos, por supuesto, pero algunos de ellos. Entonces un día, mientras Setiembre da paso a Octubre, el aire comienza a enfriar, y las hojas comienzan a volverse de un amarillo brillante, algo comienza a cambiar todo de nuevo.
Me siento en el almuerzo, en mi lugar habitual en un rincón en el suelo, comiendo mi almuerzo gratis patrocinado por el Estado, cuando Nick llega y se sienta en la mesa más cercana a mí. Me congelo en el acto de llevar un palillo de pan a mi boca mientras se sienta en la mesa, que suele estar reservada para encajonar a todos los “perdedores” de la escuela… aunque obviamente, todavía no son tan grandes perdedores como yo, porque por lo menos ellos tienen una mesa.
Él se vuelve hacia mí, mirándome directamente. Miro fijamente a sus ojos oscuros, la primera vez que he hecho contacto visual con él desde el primer día de clases. Una carga eléctrica corre a través de mi cuerpo. Con cada nervio de punta, y le roba un sonrojo a mi cuerpo, con calor fluyendo a través de mi abdomen. Claramente reconozco la lucha o la sensación de volar.
Él parece estar esperando por algo, pero no puedo respirar, y mucho menos pensar en lo que podría querer. Él baja su bandeja sin romper el contacto visual, y luego da un paso hacia mí. Eso me derrite. Volar, eso es.
Peleo con mis pies, negándome a esperar y ver que podría hacerme o a mi comida. Él llama mi nombre, pero ya estoy corriendo hacia la zona de dejar la bandeja y tirar mi preciado almuerzo sin comer. Me tropiezo en mi prisa y casi dejo caer mi bandeja, ignorando las risas burlonas cerca de mí, junto con los insultos de “Estupida” y “fenómeno”.
Ni siquiera veo de quiénes vienen. Esas palabras ya no significan nada para mí, pero al saber que él está viendo probablemente mi torpe retirada, hace que mis mejillas se quemen brillantemente.
Me salto el resto de mis clases. Sólo me he saltado clases una vez en la escuela secundaria, cuando el ridículo había alcanzado la extrema crueldad, particularmente por una chica ruda, y había estado temerosa por mi vida, así que dejé temprano la escuela y fui a casa. Pero cuando la escuela llamó a mi casa para informar a mi madre que me había saltado las clases, había estado en uno de sus días violentos. Había tenido que regresar a la escuela al día siguiente con un ojo negro, un labio hinchado, con dolor en las costillas que se sentían posiblemente rotas, y marcas rojas de dedos en mi cuello donde el aire a mis pulmones había sido cortado poco antes de perder el conocimiento.
Cuando regresé, la chica dura me vio, y alguna forma de reconocimiento y de parentesco había brillado en sus ojos. Después de eso ya no me dio un tiempo difícil. De hecho, creo que había una posibilidad de que hubiera dado la señal para que me dejaran en paz, porque nadie me dio un tiempo difícil después de eso por algún tiempo. Entonces ella fue arrestada y llevada al reformatorio, o eso he oído, y dentro de poco fue olvidada. Yo no lo fui y se reanudó la persecución.
En este día, siento que vale la pena el riesgo. No puedo hacerle frente. Y me siento por lo menos un poco segura ya que no tengo un teléfono de cualquier tipo, así que mi ausencia no requerirá una nota en el correo. Soy yo la que tiene que traer el correo, así que no será mucho el deslizarlo y tirarlo en la basura antes de que pueda ser visto. Me gustaría poder ir a casa y columpiarme, pero no puedo arriesgarme a ser vista por mi madre, así que me escondo en un bosque espeso de árboles que crecen cerca de mi casa, hasta que la escuela termine y me vea obligada a volver a casa.
Por mucho que desee ir en contra, sin embargo, otro día viene y tengo que levantarme para ir a la escuela. Tenía la esperanza de que él me dejaría en paz, pero en el almuerzo lo veo de nuevo viniendo hacia mi rincón. El hambre prevalece sobre el miedo, ya que no tuve cena de nuevo ayer por la noche, y me enrosco protectoramente sobre mi bandeja cuando lo veo venir.
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No me gusto poner a Demi como la mala pero despues entenderan
Me encanta la nueva nove, me dio mucha pena miley ojala nick le ayuda, siguela esta hermosa C:
ResponderEliminarYa se donde quede, bitch me tienes que explicar lo ultimo casi no lo entendi, sibe pronto o si no no aguantare las ganas de leer el proximo
ResponderEliminarME ENCANTO POBRE MILEY ESPERO QUE NICK HAGA ALGO AL RESPECTO Y QUE MILEY YA NO SUFRA MAS
ResponderEliminarAME LA NOVE SIGUELA