martes, 28 de mayo de 2013

Archeron - Cap: 42


—Puede sacarlos sin problema, pero los artefactos están confiscados y no hay nada que podamos hacer. Si vosotros chicos vais a bucear allí abajo de nuevo, van a ejecutaros.
—Estás bromeando.
—En realidad no. Las autoridades son extremadamente intransigentes sobre esto.
—Pero tenemos los permisos correctos.
Nick sostuvo el teléfono cerrado contra la barbilla.
—De acuerdo con ellos no y están a un paso de expedir una orden de arresto contra ti porque te llevaste parte de su herencia nacional fuera del país sin permiso.
—Lo que tengo no es griego, es atlante.
—El diario es griego y no son est/úpidos. Incluso si fuera atlante, lo reclamarían ya que salió del Egeo, lo cual es su territorio.

Miley hundió la cabeza entre las manos.
—No puedo creerlo. Iba a entregárselo una vez que tuviera una traducción. Siempre les doy lo que encontramos… sólo que no necesariamente tan pronto como lo encontramos.
—Bueno, Gus puede conseguir restarle importancia. Tus chicos estarán fuera de la cárcel dentro de poco y probablemente iría en tu mejor interés si devolvieras ese libro al gobierno antes de que reconsideren su decisión y expidan una orden para ti.
Le miró.
—Gracias por toda tu ayuda, Nick. De verdad. Gracias. No sé lo que habría hecho si no hubieras oído sobre esto y hubieras venido aquí.
—Diría que no hay problema pero realmente lo hay, así que no lo hagas otra vez. Pedir favores es algo que realmente trato de no hacer. Por lo general, me muerde el cu/lo de alguna manera.
Miley le dio una triste sonrisa, sabiendo que le había puesto en una mala posición.
—¿Me dirás que puedo hacer para compensártelo?
—Sólo mantente fuera de problemas.
—Es lo que planeo —le gruñó antes de apartarse del escritorio—. Está bien, basta de autocompasión, yo… —sus palabras fueron interrumpidas por su teléfono sonando—. Mantengo esa idea —descolgó el teléfono—. ¿Sí? No, no estoy en casa. Sí, por favor envía a la policía. Estoy en camino.
Nick frunció el ceño.
—¿Qué pasa?
—Es la compañía de la alarma. Hubo un robo de grado tres en mi casa —cogió las llaves y el bolso.
—Yo conduciré.
—¿Qué?
—Estás demasiado nerviosa para conducir y no necesitas ir sola a enfrentar ladrones. Iré contigo.
Miley le estaba tan agradecida en ese momento. Le tendió las llaves y le siguió mientras salía del edificio hacia el aparcamiento donde había dejado su Mustang.
—Qué día… —exhaló mientras se metía dentro—. No, me mie/rda de semana. Casi tengo miedo de levantarme mañana.
Nick encendió el motor.
—Lo sé, la primera vez que nos conocimos, Dios nos libre, tu equipo fue atacado. Ahora tú casa. ¿Dónde hay un martillo cuando lo necesitas?
Sonrió a pesar de sí misma.
—Todo estará bien —le aseguró.
Así lo esperaba. Pero en el fondo de su mente, se estaba diciendo que era una falsa alarma. Que no había nada malo en su casa.
Por favor no dejes que haya nada malo en mi casa. 

No podía soportar la idea de un extraño tocando sus cosas. De su vida siendo revuelta.
En el momento en que Nicholas aparcó delante, lo supo. La puerta frontal estaba abierta de par en par y no había señal de la policía. Comenzó a abrir la puerta del coche, pero Nick la detuvo.
—Espera a la policía.
—¿Por qué?
—No quieres contaminar la evidencia antes de que entren ahí.
Estaba en lo cierto, pero lo odiaba.
Pasaron otros quince minutos antes de que la policía llegara. Entraron primero y luego hicieron señas para dejarles saber que era seguro.
Miley sintió las lágrimas comenzando incluso antes de que entrara en la salita. Su casa entera había sido registrada.
—Oh, Dios mío… —su TOC estaba horrorizado por lo que habían hecho. Todo estaba fuera de lugar.
Los policías, un hombre y una mujer oficiales, la miraron con compasión.
—Necesitamos una lista de todo lo que falta.
Miley apenas entendió lo que estaban diciendo. Cubriéndose la boca con la mano, miró fijamente las fotografías de sus padres y su familia que habían sido tiradas al suelo. Los cajones habían sido abiertos y su contenido volcado en el suelo. No había visto tanto daño desde que había ayudado a amigos a limpiar después del Katrina.
—No creo que un ser humano pueda hacer esto a otro.
De repente, Nick estaba allí, sosteniéndola contra su pecho.
—Todo está bien, Soteria. Solo respira.
Se aferró a él, agradecida porque estuviera con ella. Agradecida porque la estuviera sosteniendo mientras su mundo entero se volvía del revés. Primero el ataque de Nikolas, luego su equipo arrestado y su material confiscado, ahora esto…
La oficial frunció el ceño mientras escudriñaba el daño.
—¿Soy yo o parece como si estuvieran buscando algo?
Miley se echó hacia atrás ante su pregunta.
—¿Qué quiere decir?
El oficial señaló los cajones en el suelo.
—En la mayoría de los robos, especialmente cuando tienes casas así de cerca y es de día, normalmente se llevan algunos artícu/los caros y 
huyen —dirigió el flNick hacia el televisor, aún sobre su lugar en la esquina frente a las altas ventanas—. 

Ni siquiera se llevaron su televisor.
La oficial asintió de acuerdo.
—Por no mencionar, que parece que la alarma fue activada al salir de aquí. Como si estuvieran intentando atraerla o algo.
Miley les frunció el ceño.
—¿Por qué querrían atraerme? No tiene ningún sentido.
—No, no lo tiene —dijo la oficial, apagando su linterna y devolviéndola a su cinturón—. A menos que estuvieran buscando algo.
La mujer le ofreció una sonrisa amable.
—Tenemos a la unidad de la policía científica viniendo para tomar huellas. En realidad, no hay nada más que podamos hacer. Haga una lista con cualquier cosa que falte, lo pondremos en su archivo y lo pasaremos por las casas de empeño locales. Aparte de eso, tendrá que presentar un informe a su compañía de seguros.
El oficial coincidió.
—Y podría querer hacer que su novio se quede con usted esta noche.
Una oleada de miedo la recorrió.
—¿Cree que volverán?
El oficial negó con la cabeza.
—No lo sabemos. Además la mayoría de las víctimas de robo tienen problemas para dormir durante una noche o dos tras la intrusión.

Miley se sentó en el brazo de su sofá mientras inspeccionaba la destrucción a su alrededor. Estaba agradecida por mantener sus preciosos artefactos con ella o guardados en una cámara de seguridad en el campus.
—No puedo creer esto —Nick le cogió la mano y no habló mientras la policía preguntaba sobre posibles sospechosos y su gente entraba para empolvar varias zonas y objetos buscando huellas.
No encontraron nada. Ni una sola mancha. O los ladrones habían usado guantes o eran mutantes.
Personalmente, votaba por los mutantes. Prefería pensar eso que tratar con el hecho de que una persona normal y corriente podía hacer algo así a otra.
Cuando finalmente la policía se fue, se giró hacia Nick.
—Estoy segura de que tienes algo mejor que hacer que hacerme de niñera.
—Cierto. No importa. Hay algunas cosas por las que no deberías pasar sola.
Había una ligera nota en su tono que la hizo pensar que había pasado solo por muchas de ellas.
Se detuvo a reco/ger las fotografías de sus padres antes de devolverlas a su mantel. No dijo por qué, pero por el modo en que las trató hizo que su corazón se apretara con ternura ante su consideración por ella.
—¿Tienes alguna familia, Nick?
Puso las fotografías de vuelta donde habían estado, como si recordara el lugar exacto de su visita anterior.
—Todos tenemos gente que amamos.
No se perdió el hecho de que evitaba responder a su pregunta. Sin mirarla, fue hacia los objetos que habían sido tirados de su mesita auxiliar.

Arrodillándose en el suelo, Nick frunció el ceño cuando recogió una caja de los recuerdos que tenía una pequeña roca negra dentro. En una minúscula placa de bronce en la parte de atrás se leía “PRIMERA EXCAVACIÓN DE SOTERIA.1985”
—¿Qué es esto?
Sus ojos se empañaron mientras se movía para co/gerlo de su mano.
—Es de la primera vez que mis padres me permitieron excavar con ellos. Estaba tan orgullosa cuando encontré esto. Pensé que había descubierto una rara punta de lanza. Mi padre no tuvo corazón para decirme que solo era una piedra. Así que lo enmarcaron para mí y lo pusieron en mi habitación junto a mi cama con una luz que solía brillar
sobre ella —sollozó mientras una lágrima escapaba de su control—. ¡Esos bastardos tocaron las pertenencias de mis padres!

Nick se puso en pie para sostenerla mientras lloraba. Se aferró a él como si su mundo entero se hubiera roto en pedazos. Él había aprendido a enterrar las lágrimas tan profundamente en su interior que no podía entender la pasión y el dolor que le suponía para llorar así. Todo lo que sabía era que las pocas veces en su vida en que había llorado de esa forma, la única cosa que había ansiado era consuelo. 
Y ni una sola vez había lo habido.
Así que le ofreció lo que nadie le había dado nunca. 

La dejo sollozar hasta que se agotó y la camisa sobre su pecho estuvo húmeda por las lágrimas.
Miley se echó hacia atrás, limpiando la húmeda mancha que había hecho.
—Lo siento tanto, Nick. No soy una persona emocional. No lo soy —se aclaró la garganta y le echó la mirada más decidida que hubiera visto nunca—. No voy a dejar me que hagan esto. Soy más fuerte.
—Todo el mundo llora alguna vez, Miley. Hay algunos dolores que corren demasiado profundamente como para que el más fuerte los acepte sin romperse. No pienso menos de ti por ello.
Rió nerviosamente.
—¿En realidad no eres el gilipo/llas que pensé que eras, verdad?
Le ofreció una sonrisa amable.
—En realidad, tengo momentos de gran gilipo/llez. Desafortunadamente, pareces haber sido testigo de uno de los más recientes.
Miley le dio unas palmaditas en el muscu/loso brazo en agradecimiento por su comprensión. A veces era tan fácil hablar con él. Sorbiendo las lágrimas, miró a su alrededor el desorden.
—Nunca conseguiré limpiar todo esto.
El teléfono de la casa sonó. Dejó a Nick en la salita mientras iba hacia la cocina para responder.
Nick volvió a reco/ger las fotografías mientras intentaba entender que había pasado aquí. Debería ser capaz de repetir la escena completa en su cabeza, pero cuando intentaba ver el futuro de Miley, estaba en blanco. Eso no era normal para él.
Era un dios del destino…
Echando una mirada por encima del hombro, la observó mientras volvía a su lado y recogía uno de los cajones que había sido tirado boca arriba cerca del sofá.
—Era mi amiga Pam. Se asustó cuando no contesté al móvil y llamó a casa. Ella y Kim van a venir y ayudarme a limpiar.
—Entonces, ¿quieres que me vaya?
Dudó.
—Sólo si quieres. Es realmente reconfortante tenerte aquí conmigo —apartó la mirada de él como si admitiera que eso la avergonzaba y colocó el cajón de vuelta en su lugar. Dio un paso atrás y se estremeció—. Qué raro.
—¿Qué?
—Tampoco robaron mi equipo estéreo —movió un jersey que había sido tirado sobre él por los ladrones para mostrarle su equipo de música blanco Bose.
Era algo extraño que un ladrón lo olvidara.
—Tal vez no lo vieron.
—Tal vez —lo colocó en la estantería, entonces lo encendió.
Nick frunció el ceño cuando los Bee Gees atronaron.
—¿Night Fever? —Se estremeció—. ¿Música disco?
—Chitón —le dijo, haciéndole señas antes de co/ger otro cajón—. Me consuela cuando me siento mal.
—¿Cómo demonios puede consolarte la música disco?

Cogió una fotografía de sus padres y la giró hacia él. Su madre, que se parecía mucho a Miley, llevaba un top de escote halter con el pelo castaño suelto mientras su padre llevaba una camiseta de poliéster amarilla con estampado de cachemira y un traje marrón con el pelo negro rizado y bigote. Estaban apoyados el uno en el otro frente a lo que parecía ser un club disco de Nueva York que Nick recordaba vagamente de los últimos años setenta.
Miley acarició la foto amorosamente.
—La mejor amiga de mi madre, Sheri, que es una importante fotógrafa aficionada, tomó ésta la noche que mis padres se conocieron por primera vez. Mi padre pensó que mi madre era la mujer más bella que había visto nunca. Así que tímidamente fue y le pidió bailar, esperando que le dijera que no. No lo hizo. Pensó que su tímida indecisión era tan dulce que le dijo que sí. Salieron a la pista de baile justo cuando la canción “Last Dance” de Donna Summer comenzaba a sonar. La versión extendida. Para cuando acabó, mi padre se puso de rodillas allí mismo en el club y se le declaró. Se casaron un año después y nunca más se separaron hasta el día en que mi madre murió.

Tragó con dificultad como si los recuerdos le fueran difíciles de tratar. Su labio inferior tembló mientras se balanceaba con la canción.
—Cuando era pequeña, mis padres solían sacar sus álbumes disco y bailábamos hasta que estábamos demasiado cansados para movernos. Oír música disco es como tenerlos conmigo de nuevo. Juro que cada vez que oigo la canción de Thelma Houston “Don’t Leave Me This Way”, oigo la voz de mi madre cantándome mientras me sostiene en sus brazos y bailamos alrededor de la habitación conmigo riéndome.

Envidió aquellos recuerdos de ser amada y apreciada. Deseó por su bien que sus padres estuvieran aquí para consolarla.
—¿Qué edad tenías cuando murieron?
—Tenía siete cuando murió mi madre y diez cuando murió mi padre. Nunca fue el mismo después de que ella nos dejara.
—No os dejó por su gusto.
—Lo sé —Miley colocó la foto en las estanterías en lo alto de una vieja y usada copia de “La Odisea” de Homero—. Es más fácil decir que nos dejó que decir que murió —le miró—. ¿Y tú? ¿Tienes algunos recuerdos como esos?
Intentó no pensar en eso.
—En realidad, no. Crecí sin mis padres.
—¿Murieron?
Se giró y se concentró en limpiar el desastre del suelo.
—Es más complicado que eso, por lo que no hablo de ello.

Miley frunció el ceño ante la frialdad de su voz que le hizo estar segura de que sólo lo estaba usando para protegerse.
—Lo siento, Nick. ¿Los conociste siquiera?
No contestó, pero pudo sentir su tristeza lo que la llevó a creer que en realidad no había sabido nada de ellos en absoluto.
Le observó mientras ordenaba el caos que los ladrones habían dejado. Había un aire del Viejo Mundo en él. En realidad, un alma vieja atrapada en un cuerpo joven. Más que eso, había algo tranquilizador. Como si estar con él la calmara en su interior de un modo en que nada más lo había hecho nunca. Era casi como estar en casa… No tenía ningún sentido, pero no había rechazo en lo que sentía cuando estaba a su alrededor.

De repente, hubo un golpe brusco en la puerta.
Se fue para encontrar a Pam y a Kim de pie fuera con dos cajas de pizza extra grande y un pack de doce cervezas. Ambas se parecían mucho de varias maneras. Pam era más alta y tenía el pelo teñido de rubio en las puntas por delante y teñido de negro por detrás. El pelo de Kim era del el mismo estilo pero los colores exactamente al contrario. De punta en blanco con su estilo gótico único, parecían encajar con Nick mucho más que Miley.
Pam señaló la calle tras ella con el pulgar.
—Eh, ¿hay un policía en el coche del otro lado de la calle?
Miley miró el sedan marrón.
—No lo creo. ¿Por qué?
—Porque los dos tipos en él tenían un par de prismáticos enfocados hacia este lugar cuando nos acercamos.

Nick estaba en la puerta antes de que Miley pudiera siquiera parpadear. La rozó al pasar, pero antes de que pudiera dar el primer paso el coche se marchó a toda velocidad.
Nick casi convocó a Simi para que siguiera al coche, pero se contuvo en el momento en que las palabras se amontonaron en su lengua. Maldición, había estado tan cerca. Las mujeres habrían estado conmocionadas por encontrar a un demonio viniendo a la vida de su brazo…
—¿Por qué estarían vigilando la casa? —preguntó Miley.

Nick se giró para enfrentarla.
—Creo que necesitas decirme todo lo que encontraste en esa excavación.
—¿Qué quieres decir?
—Creo que fue descubierto algo en lo que mucha gente está repentinamente interesada.
Miley se burló.
—Son piezas de museo. Nada de valor real para nadie más que un coleccionista.
Sí y la pequeña esfora del collar que Nick le había dado a su hija también tenía las capacidades de acabar con el mundo entero. El problema con los amuletos más poderosos y los talismanes era que los mortales no podían identificar su importancia.
Pero en buenas o malas manos, más bien, podían tener consecuencias cataclísmicas.
—Sígueme la corriente y enséñame lo que has encontrado.

4 comentarios:

  1. Cada vez se pone mejor! No la demores amo con mi vida esta adaptación, besos.

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  2. ahh me vuelvo loca con cada capitulo, espero que las amigas de miley no de vuelvan locas
    al ver a nick jaja xd
    siguela rapido porfa c:

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  3. hahahhaha me encanto, pense que Miley sospecharia que Nick habia sido el que habia mandado a robar su casa, siguela!!

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  4. meee encanto siguelaaa que esta nove se esta volviendo cada vez mas interesante y me dejas con ganas de mas!!!!!

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