miércoles, 24 de abril de 2013

Archeron - Cap: 10


Junio 23,  9530 A.C.


Ha pasado un año desde la última vez que vi a Nicholas. Maia y yo nos sentamos en el huerto del palacio de verano durante horas esta tarde pensando en él. Preguntándonos lo que estará haciendo. La forma en que estaría pagando. Le dije a Maia que estaba segura de que él estaba bien, pero en mi corazón sabía la verdad. Estaba de todo menos bien. No había dijera lo que le estarían haciendo, mientras nosotras dos estábamos sentadas comiendo aceitunas y queso y jugando en el cálido sol.
 Envié numerosas cartas a Nicholas a Atlántida pero habían sido en vano. Nadie me decía nada de él. La doncella que originalmente se había contactado conmigo había muerto en sospechosas circunstancias, al menos eso escuché en una conversación entre mi padre y mi tío no mucho después de que Nicholas había vuelto a Atlántida.
Estes no me hablaba desde entonces.
Intenté preguntarle a mi tío en su última visita acerca de Nicholas. Él me empujó hacia un lado con amargo desprecio. Él sabe que yo sé lo que está haciendo y ya no me reconoce en lo más mínimo.
Estoy muerta para mi tío. No es que realmente me importe en este momento. Él murió para mí el momento en que vi a mi hermano atado a una cama debido a la avaricia de Estes.

Pero, me preguntó cómo se sentirá Nicholas acerca de mí. Si inclusive pensaba en mí. ¿Me odiaría por lo que había sucedido? ¿O estaba tan drogado ahora que ni siquiera recuerda mi nombre?
No podía saberlo.
No tenía esperanza de salvarlo de nuevo. Debido a lo que había hecho, Padre ahora me mantiene en situación de extremo cuidado en todo momento. Ya no tengo la libertad de viajar sin su permiso. Boraxis fue reasignado a limpiar los establos y sustituido con otro guardia que se rehúsa a hablarme.
Inclusive Styxx apenas reconoce mi presencia.
 —¿Cómo puedes dejar que tu propio gemelo sufra así? —Le pregunté apenas una semana después de Nicholas había sido enviado a Atlántida.
—Estes nunca haría una cosa así. Se trata de otra de sus mentiras destinadas a hacernos liberar a Nicholas. Deberías estar agradecida que no soy rey aún. Te hubiera azotado por ese tipo de traición.
Quería ahorcarlo por su obstinación.

Aún más perturbadores eran los rumores que había oído acerca de problemas políticos entre Grecia y Atlántida. Nuestra tregua parecía estar amenazada. ¿Qué sucedería con Nicholas si se reanudaba la guerra? A pesar de que Styxx y Padre lo negaban, Nicholas seguía siendo un príncipe griego. Él podría fácilmente ser hecho prisionero y ejecutado...
Me preguntaba si Padre había considerado el hecho de que si Nicholas era asesinado, perdería a su precioso Styxx en el proceso. Lo más probable era que había olvidado esa parte de la profecía.
Pero yo la recordaba y me entristecía por el hermano que dudaba volver a ver.
Nicholas estaba perdido para mí ahora.
Si sólo pudiera verlo una última vez...


21 de Septiembre, 9529 A.C.

Estes falleció hace dos días mientras se alojaba con nosotros en Didymos. Styxx y mi padre estaban naturalmente con el corazón roto. Pero yo no estaba tan desolada. Si bien una parte de mí se entristecía por su prematura muerte, otra parte se regocijaba. Si bien Estes ha sido bastante joven para haber tenido el ataque que acabó con su vida, no pude evitar preguntarme si no había sido enviado por los dioses para castigarlo por lo que le había hecho a Nicholas. Tal vez era poco caritativo de mi parte pensar eso. Aún así, no podría evitar preguntármelo.
Ahora nos estamos dirigiendo ala Atlántidapara reco/ger Nicholas y llevarlo a casa de una vez por todas.
A casa, donde pertenece.
Debido a la inminente guerra conla Atlántida, Padre tiene la intención de cerrar la casa de Estes y venderla. No podía estar más emocionada por la noticia. Y estaba segura de que Nicholas lo estaría aún más. No cabía duda de que él no querría mantenerla aún menos que yo.
Antes de dejar la casa, había sido preparada una suite para Nicholas en el palacio. No podía esperar para verlo de nuevo. Lo que encontraba casi cómico era que, después de evitarme durante tanto tiempo, Padre y Styxx me permitieron acompañarlos. Por supuesto que era sólo para que yo mantuviera alejado a Nicholas de ellos. Pero no me importaba siempre y cuando lo viera de nuevo.
Sólo unos días más y nos llegaríamos ala Atlántida. Estavez, cuando recogiera a Nicholas, él se quedaría donde estaría a salvo.


26 de Septiembre, 9529 A.C.


Estaba sumamente emocionada cuando vi la casa de Estes de nuevo. No mucho había cambiado desde mi última visita. Incluso, el mismo sirviente abrió la puerta. Él parecía sorprendido al vernos a los tres, especialmente a mi padre.
—He venido a reco/ger a Nicholas —anunció mi padre. —Llevadme a él.
Sin una palabra, el sombrío viejo nos llevó por el mismo pasillo que yo había atravesado una vez. Hacia la habitación que había perseguido mis pesadillas y pensamientos.
Mi felicidad murió mientras llegamos a ella y la realidad se estrelló contra mí.
Nada había cambiado.
Nada.
Lo supe desde antes que el sirviente abriera la puerta.
Y cuando se abrió, mis peores temores fueron confirmados con una claridad cristalina.
—¿Qué es esto? —rugió mi padre.
Me cubrí la boca con las manos cuando vi a Nicholas en su cama con un hombre y una mujer, todos ellos estaban completamente desnudos y enredados entre las sábanas. Estaba horrorizada por la visión de lo que le estaban haciendo a Nicholas. De lo que él les estaba haciendo a ellos.
En toda mi vida, nunca había visto tanta depravación.
El hombre se retiró de Nicholas con una feroz maldición.
—¿Qué demonios es esto? —exigió en un tono igualmente imperioso. Se podría decir por su tono que él era un Atlante con riqueza y el poder—. ¿Cómo se atreve a interrumpirnos?
Nicholas dio un último y juguetón empujón y lamió el cuerpo de la mujer antes de acostarse sobre su espalda. Él  yacía desvergonzadamente en la cama, sonriendo.
—Príncipe Ydorus —le dijo Nicholas al hombre enojado, refiriéndose a mi padre. —Le presento al rey Xerxes de Didymos.
Eso quitó algo de la bravocuneria del príncipe, pero no mucha.
—Déjanos —le exigió mi padre.
Ofendido, el príncipe recuperó sus ropas y a su acompañante e hizo lo que mi padre ordenó.
Nicholas se limpio la boca con las sábanas. Su piel, una vez más, tenía esa enferma tonalidad gris. 

Estaba inclusive más delgado que la última vez que lo había visto en esta habitación, sus rasgos demacrados. Y una vez más estaba adornado con las bandas de oro en su cuello, brazos, muñecas y tobillos.
Lo peor de todo fue que había visto las esferas en su lengua mientras hablaba. Ya no apretaba los dientes como si avergonzara de lo que era. Ahora era como si se enorgulleciera de eso.
—Entonces, ¿Qué le trae por aquí, Majestad? —Preguntó Nicholas, su tono burlón y frío— ¿Desea pasar tiempo conmigo, también?
Fue entonces que me di cuenta que el muchacho herido que había salvado se había ido. El hombre en la cama estaba amargado. Enfadado. Desafiante.

Éste no era el muchacho que tímidamente se había escabullido de su habitación para poder sentir el pasto bajo sus pies.
Éste era un hombre que había sido utilizado demasiadas veces. Y quería que el mundo supiera exactamente cuánto lo odiaba él y a todos los que formaba parte de él.
—Levántate —le gruño mi padre—. Cúbrete.
Una esquina de su boca se curvo en una expresión burlona.
—¿Por qué? Las personas pagan quinientas piezas de oro por hora para verme desnudo. Deberíais estar honrado de poder verme gratis.
Padre se acercó a él, lo agarró rudamente por su brazo y lo tiró a la cama.
Nicholas cubrió la mano de Padre con la suya y le hizo un sonido de reprobación con la lengua.
—Son mil piezas de oro por hora si quereis golpearme.
Sentí la bilis subir por mi garganta.
Padre golpeó a Nicholas tan fuerte que cayó al suelo sobre su desnuda espalda.

Riéndose, Nicholas lamió la sangre que había en sus labios antes de limpiarse con la parte posterior de su mano llena de cicatrices.
—Son quince mil por hacerme sangrar.
Mi padre frunció sus labios.
—Eres repugnante.
Con una sonrisa irónica, Nicholas giró y elegantemente se puso de pie.
—Cuidado, Padre, realmente podrías herir mis sentimientos. —Caminó alrededor de mi Padre como un orgulloso y acechador león, mirándolo de arriba a abajo—. Oh espera, se me olvidaba. Las pu/tas no tienen sentimientos. No tenemos dignidad que puedas ofender.
—Yo no soy tu padre.
—Sí claro, conozco bien la historia. Me impactó hace años. Tú no eres mi padre y Estes no es mi tío. Salva su repu/tación si todo el mundo piensa que soy un pobre mendigo que encontró en la calle y dio cobijo. Está bien vender a un mendigo sin hogar, a un pobre bastardo. Pero la aristocracia mira mal a los que venden a sus familiares.
Padre lo golpeó de nuevo.
Nicholas reía, sin perturbarse por el hecho de que ahora su nariz sangraba conjuntamente con sus labios.
—Si realmente quieren lastimarme, yo optaría por los látigos. Pero si siguen golpeándome la cara hareis que Estes se enfade realmente. A él no le gusta que nadie marque mi “belleza”.
—Estes está muerto —le gruño mi padre.
Nicholas se congeló en su lugar, luego pestañeó como si no pudiera creer lo que había escuchado.
—¿Estes está muerto? —repitió vacíamente.
Mi padre lo miró desdeñosamente.
—Sí. Desearía que fueras tú en su lugar.
Nicholas tomó un profundo respiro, el alivio en sus ojos era tangible.

Casi podía oír sus pensamientos en mi cabeza.
Se acabo. Finalmente se acabo.
El obvio alivio de Nicholas puso a mi padre furioso.
—¿Cómo te atreves a no tener lagrimas por él? Te cuidó y protegió.
Nicholas lo miró secamente.
—Créedme, le he pagado muy bien por su vivienda y cuidado. Cada noche cuando me llevó a su cama. Todos los días cuando me vendió a cualquiera que pagara su precio.
—¡Estás mintiendo!
 —Soy una pu/ta Padre, no un mentiroso.
Padre lo atacó entonces. Golpeó y pateó furiosamente a Nicholas quien no se preocupó por luchar o protegerse. No cabía duda de que había sido entrenado para soportar eso también. Corrí hacia Nicholas, tratando de protegerlo.
Styxx jaló a Padre hacia atrás.
—Por favor, Padre —le dijo —¡Tranquilízate! La última cosa que necesitas es lastimar a tu corazón. No quiero verte morir como Estes lo hizo.
Nicholas yacía en el suelo una vez más. Su rostro cubierto de sangre y moretones, que ya habían comenzado a hincharse.
—No —dijo, apartándome de él. Escupió la sangre de su boca al piso, donde aterrizó en un rojo charco.
—Fuera —le gruñó Padre—. No quiero verte nunca más.
Nicholas se rió y le dirigió una mirada a Styxx
—¿Eso va a ser un poco difícil, no crees?
Padre comenzó a acercarse a él una vez más, pero Styxx se interpuso entre ellos.
—¡Guardias! —gritó Styxx.
Aparecieron al instante.
Styxx señaló a Nicholas con un movimiento de su barbilla.
—Poned a esta basura en la calle donde pertenece.
Nicholas se puso de pie.
—No necesito su ayuda. Puedo salir por la puerta yo solo.
—Necesitas ropa y dinero —le dije.
—No se merece nada —dijo mi padre—. Nada aparte de nuestro desprecio.
La maltratada cara de Nicholas estaba completamente estoica.
—Entonces soy rico por efecto de la abundancia de lo que vos me habéis demostrado. —Se detuvo en la puerta para sonreírle insolentemente a nuestro padre por última vez—. Sabes, me tomó mucho tiempo darme cuenta el por qué me odias tanto. —Su mirada se dirigió a Styxx—. ¿Pero claro, no soy yo al que realmente odias, no es así? Lo que realmente desprecias es lo mucho que quieres follar a tu propio hijo.
Mi padre gritó de ira.
Con la cabeza bien alta, Nicholas dejó la habitación.
—¿Cómo pudiste? —Le pregunté a Padre—. Te dije hace años lo que Estes estaba haciendo con él y tú lo negaste. ¿Cómo puedes culparlo por esto?
Mi padre me gruñó.
—Estes no hizo esto, Nicholas se lo hizo él mismo. 

Estes me habló sobre la manera en que se exhibía. La forma en que tienta a todos. Es un destructor justo como dijeron en su nacimiento. No descansará hasta que arruine a cada persona que lo rodea.
Estaba consternada. ¿Cómo podía un hombre conocido por su sentido práctico, ser tan ciego y est/úpido?
—Es sólo un muchacho confundido, Padre. Necesita una familia.
Como siempre, Padre me ignoro.
Disgustada con él y Styxx, me retire de la habitación, siguiendo a Nicholas.

Lo alcancé mientras estaba saliendo de la casa y lo hice detenerse. El tormento y dolor que había en sus ojos de plata me destruyeron. No había vuelta a atrás para él esta vez. Ni siquiera me preguntaba el por qué. Al igual que con todo lo demás, él simplemente aceptaba esto como culpa suya. 
—¿A dónde vas? —Le pregunté.
—¿Importa?
Era importante para a mí. Pero sabía que no iba a responder.
Me quité el manto y lo envolví alrededor de sus hombros para que, al menos, su desnudez quedara cubierta. Levanté la capucha para proteger su cabeza y su belleza, sabiendo que sería una modesta protección del mundo que lo rodeaba.
Él puso su mano sobre la mía, y luego levantó mi mano derecha hacia sus labios ensangrentados y besó mis nudillos.
Sin otra palabra, se giró y se fue.
Me quedé en la puerta observándolo mientras caminaba a través de la atestada calle y me di cuenta de que estaba equivocada, sí tenía dignidad. Caminaba por la calle con el orgulloso porte de un rey.






17 de Mayo, 9529 A.C.


Estaba hoy en el mercado, comprando con mi sirvienta Sera cuando vi un hombre excepcionalmente alto pasar por mí lado. Al principio, pensé que era Styxx, sobre todo cuando una repentina ráfaga de viento retiró la capucha de su cabeza y vi su rostro increíblemente guapo.
Pero cuando empecé a llamarlo, me di cuenta de que usaba el chitón escarlata de una prostituta —estaba prohibido por ley que las prostitutas aparezcan en público usando cualquier otra cosa y sus cabezas siempre debían estar cubiertas. Si una prostituta era descubierta mezclándose con la gente sin vestir de ese modo para advertirle a las personas "decentes" de lo que eran, podían ser ejecutadas.

Nicholas rápidamente se cubrió de nuevo la cabeza mientras se movía a través de la multitud.
Lucía mucho mejor que la última vez que lo había visto. Su piel estaba dorada y bronceada, y ya no era dolorosamente delgado. Su chitón cubría un hombro, dejando descubierto el otro. Un brazalete de oro grabado rodeaba su bíceps izquierdo en un musculoso brazo.
Para mí, él era sin duda el más guapo de los hombres —incluso siendo mi hermano. Tendría que ser ciega para no notarlo.
Dejando a Sera buscando más tela, lo seguí, agradecida de encontrarlo vivo y bien.
Sin embargo, rompía mi corazón que se siguiera vendiendo.

Se reunió con una atractiva mujer mayor en una de las cabinas, quien sostenía un anillo frente a él.
—¿Te sirve? —le preguntó.
Se lo entregó nuevamente a ella.
—No quiero un anillo, Catera. Pero te doy las gracias por haberlo pensado.


Ella le regresó el anillo al vendedor, luego recorrió de arriba y hacia abajo su brazo desnudo en una íntima caricia.
Una caricia de amantes.
Él no reacciono en absoluto.
—Mi precioso Nicholas —le dijo con una risa—. Eres tan diferente a mis otros empleados. Tomas sólo lo que ganas y das propinas a todos los sirvientes, por eso son tan amables contigo. Creo que nunca voy a entenderte. —Ella tomó su mano y lo llevó a través de las cabinas—. Unas sabias palabras para ti, akribos, necesitas aprender a aceptar regalos.
Él se burlo de sus palabras.
—No hay tal cosa como un regalo. Si yo aceptaría eso de ti, tarde o temprano me pedirás un favor a cambio. Nada en la vida es dado verdaderamente sin esperar algo a cambio.
Catera le hizo ruido con la lengua
—Eres demasiado joven para ser tan cínico. ¿Que te hicieron para que seas tan desconfiado?
Él no dijo nada.
Pero en mi corazón, yo sabía los horrores de su pasado. Sabía lo que le había robado su confianza. No dudaba que yo era uno de los factores clave que lo habían convertido en este amargo extraño que apenas reconozco.

A medida que caminaba, la mujer hablaba sin cesar, tratando de atraer su atención hacia otras baratijas y cosas así. Él sólo las miraba silenciosamente, y luego seguía caminando.
Me quedé atrás, asegurándome de que no me vieran. No que fuera difícil. Nicholas mantenía la mirada gacha como si no quisiera mirar a nadie alrededor de él mientras que Catera sólo lo veía a él.
Un hombre se acercó a ellos y tiró de ella.
Nicholas avanzó unos puestos más mientras ellos hablaban. Me dolía verlo. Ver la forma en que los vendedores curvaban sus labios al mirarlo. La forma en que las personas "decentes" evitaban mirarlo o miraban despectivamente a sus ropas.
Pero aún más horrible que eso, era la forma en que sus expresiones cambiaban en el momento en que veían su rostro. La ardiente y caliente lujuria era innegable. La intensidad de ella era aterradora.
Poco sabían ellos que si no fuera por un defecto de nacimiento y el infundado odio de mi padre, Nicholas habría sido su futuro rey.
Me ponía furiosa y, al mismo tiempo, no había nada podía hacer para ayudar.
Cómo odiaba a haber nacido mujer en un mundo donde las mujeres eran poco más que suciedad.
Catera regresó a su lado.

Nicholas miró al hombre que todavía los estaba viendo. Los ojos del hombre eran hambrientos.
Los de Nicholas estaban vacíos.
—Quería comprarme. —era una afirmación, como si estuviera más que acostumbrado a ello.
Ella se rió ante eso.
—Todos quieren comprarte, akribos. Si alguna vez te quisiera vender como esclavo, sin duda sería más rica que Midas.
Una sombra de dolor oscureció sus ojos ante sus palabras.
—Debo regresar y prepararme para…
 —No —dijo ella, interrumpiéndolo—. Este día es tuyo para hacer con él lo que te plazca. Trabajas muy duro. No puedes estar adentro todo el tiempo.
Su mandíbula se tensó ante sus palabras.
—No me gusta estar rodeado de personas.
—Y, sin embargo, no te importa tener sexo con ellas. No lo entiendo.
Comenzó a alejarse de ella.
—Nicholas —dijo, jalándolo para que se detuviera—. Lo siento. Yo solo... —Ella hizo una pausa y frotó su mano—. No puedes seguir de esta manera. Nadie ve clientes desde que se despierta hasta que se duerme, un día tras otro sin parar. No me malinterpretes, me gusta el dinero que haces para mí, pero al paso que vas, vas a acabar muerto antes que tengas veintiuno. Y te dije que no dejaría que nadie te hiciera daño en mi casa. Yo cuido a mi gente, especialmente a los que son tan populares como tú lo eres. —Ella presionó un pequeño bolso en la mano de él—. Tómate el resto del día y disfrútalo. Ve a una obra de teatro. Ve a emborracharte. Anda y disfrutar de ser joven mientras puedas, te veo esta noche.
La mujer se alejó de él.

Nicholas apretó la bolsa en su mano antes de meterla dentro de su túnica, y luego se dirigió en dirección opuesta.
En pedazos, me quede allí, debatiendo a quién seguir.
Envié a mi guardaespaldas detrás de la mujer. Sabía que no podía reunirme con ella abiertamente, alguien podría vernos juntas e informar de ello a mi padre. Así que tuve que invitarla a un pequeño hostal.

Le pagué al dueño para que me dejara en una pequeña habitación en la parte trasera en donde pudiera hablar con Catera sin ser vista.
Minutos más tarde, mi guardaespaldas apareció con Catera a su lado. Nos dejó solas y se dirigió a cuidar la puerta. 
—Mi señora —dijo Catera, incómodamente—. ¿Qué puedo hacer por usted?
—Por favor tome asiento. —Le indique la silla delante de mío.
Evidentemente nerviosa, ella tomó asiento.
Suavicé mi expresión, con la esperanza de calmar sus nervios.
—Quería preguntarle sobre... —dude sobre decir "mi hermano". Tal conocimiento podría lastimarlo—. Nicholas,  —terminé—. ¿Dónde lo encontró?
Ella sonrió conocedoramente.
—¿Es guapo, no cree? Pero por desgracia, él no está a la venta. Si  usted, mi dama está interesada en comprar sus servicios…
—¡No! —dije, conmocionada por su sugerencia. Pero luego me di cuenta que era lógico que ella piense eso—. Él … me recuerda a alguien.
 Ella asintió.
—Sí, él es casi idéntico en aspecto al Príncipe Styxx. Muchos de mis clientes piensan lo mismo. Ha sido muy lucrativo para él.
Poco sabía ella que esa era la parte más destructiva de mi hermano.
—¿Dónde lo encontró? —Repetí.
—¿Por qué quereis saberlo?
No me atrevía a decirle la verdad.
—Por favor —le dije tranquilamente—. Le puedo pagar lo que desee, sólo necesito que responda unas cuantas preguntas sobre él. —Presioné una docena de solas de oro en su mano.
Ella las guardó.
—Yo no sé de dónde es. Se niega a hablar de eso. Sin embargo, por su acento, supongo que es de origen Atlante.
—¿Él vino a vos?
Ella asintió.
—Apareció en mi puerta trasera hace varios meses. Vestidos con harapos y descalzo, lucía igual que cualquier otro mendigo, salvo que estaba recién bañado y parecía que había tratado de mantener limpia su ropa. Estaba pálido, tan delgado y tan débil por el hambre que apenas podía mantenerse de pie.

Estaba horrorizada por lo que ella describía.
—Dijo que estaba buscando trabajo y quería saber si yo tenía algo que él pudiera hacer. Le dije que no estaba contratando, pero él había oído en otro burdel que yo estaba buscando un nuevo prostituto. Hice todo lo que pude para no reírme de él. No podía imaginar a nadie pagar por esa miserable criatura. Mi primer impulso fue echarlo. 
—¿Por qué no lo hizo?
—No puedo explicarlo. Aunque aparentemente estaba dañado, había algo innegable sobre él. Algo seductor que trajo calor sobre mí. Me hizo querer tocarlo a pesar de que estaba flaco y débil. Luego  dijo la cosa más increíble de todo. Me dijo que si yo le daba cinco minutos, él me daría tres orgasmos.
Yo me quede boquiabierta ante sus palabras.
Ella se rió ante mi expresión.
—Yo también estaba sorprendida. He estado alrededor de un montón de hombres fanfarrones en mi tiempo que tal reclamación no era nueva. Pero yo estaba un poco intrigada al escucharlo de la boca de alguien tan joven. Al principio pensé que era como muchos de los jóvenes que vienen a mí, la mayoría de ellos con poca o ninguna experiencia, creen que la prostitución es una forma fácil de hacer dinero. No tienen idea de lo difícil que es físicamente.  Cuanto te cuesta espiritualmente. Me imaginé que era de una granja y había llegado a la ciudad para tratar de hacerse rico.
Tragué temerosamente antes de hablar.
—¿Le hicisteis probar sus palabras?
Ella se rió.
—Mi señora, a mi edad, soy afortunado si tengo tres orgasmos en un año. Así que le dije que si era tan bueno como decía entonces lo contrataría. Lo que yo descubrí fue que, incluso medio muerto por el hambre, era mejor de lo que decía. He estado con los mejores y sus habilidades  no tienen rival.
Mi estómago se apretó ante sus palabras. Yo sabía muy bien cuánta práctica había tenido.
—Así que lo aceptó.
Ella asintió.
—Es una decisión que no he lamentado. No tenía ni idea de lo guapo que se podía poner con sólo unas cuantas comidas y algo de descanso. Tampoco que iba a ser tan sorprendentemente similar al Príncipe Styxx. Lo mantuve conmigo durante tres semanas antes de dejarlo trabajar. Desde la primera noche que tomó clientes, era tan popular que hemos tenido que empezar una lista de espera. Si está interesada en la compra de una hora con él, la puedo puede poner en la lista, pero en realidad, serán al menos diez semanas antes de que haya un lugar.

Me senté allí aturdida por sus palabras. Aturdida por lo que había resultado del pequeño niño yo solía sostener en mi rodilla y mecerlo, mientras se reía.
¿Qué le habían hecho? ¿Cómo podía ésta ser su vida? No era justo y me hacía querer llorar.
—¿Hay alguna forma en la cual yo podría hablar con él en privado?
Catera la miró escépticamente ante la sugerencia.
—Él prefiere no hablar con sus clientes.
—No quiero ser un cliente, —le dije severamente—. Yo lo conozco personalmente.
Ella arqueó una ceja ante esto.
—¿Un amigo?
—Algo parecido. —Le dije, no queriendo dejar a su saber la verdad de nuestra relación. Yo saqué más dinero y se lo entregué—. Por favor. Te pagaré lo que sea si me das unos cuantos minutos a solas con él.
Ella lo consideró durante varios latidos antes de responderle.
—Muy bien, si usted puede venir a mi burdel esta noche…
No puedo ser vista por alguien en ese lugar.
Entiendo, pero dudo que él salga para encontrarse contigo. Se niega a ver a alguien fuera de los locales. Hoy es el primer día de su llegada que he sido capaz de conseguir que saliera.
—Pero —dijo cuidadosamente—, si puede venir por la madrugada, rara vez hay alguien en los alrededores. Estamos limpiando lo de la noche y todos nuestros clientes se han ido. Puedo dejarle entrar a verlo entonces.
Aliviada, le sonreí.
—Gracias. Os veré al amanecer.

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depende de cuantos comentarios tenga voy a subir rapido :D asi que comenten 


4 comentarios:

  1. Ooooo subee másssss a mi me fascina la nove♡ gracias por los cap

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  2. ooow subee ya!!!!!! me encanta esta nove los capis estuvieron fantásticos!

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  3. TE DIJE QUE HASTA DEMI SE SENTIA ATRAIDA ¬¬' yo sabia u.u pero esta bien que no lo toque o que cochina e.e ya termine bitch ahora me largo, ire a ver a mi abuelo que ya salio del hospital pero aún no lo operan ¬¬' asi que lo van a volver a internar pero por mientras lo vere porque en el hospital no puedo por ser menor de edad.

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  4. jeny yo amo todas tus noves tanto del otro blog como de este pero solo quiero saber si esta nove es niley ?? amoooooo como escribis .... subi destiny y magia en ti por fis y obviamente esta y sobre todo subi pronto :)

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