miércoles, 3 de julio de 2013

Asleep - Cap: 15

Debido a las vacaciones de otoño, no tenemos que regresar a la escuela hasta el miércoles siguiente a Acción de Gracias. Me paso esos días recuperándome en la casa de los Jonas. Les han permitido a las chicas entrar a donde estoy, y les han dicho que estuve en un accidente. No me preguntan por qué estoy quedándome en su casa en lugar de en la mía propia. Ellas sólo están felices de tenerme ahí.

Después de un par de días, me es permitido levantarme un poco, y pasar tiempo con ellos en el área de la habitación familiar, comiendo sándwiches de sobras de pavo, que son mucho mejores que los sándwiches que tienen en la escuela. Toda la familia ha tomado la iniciativa para tratar de superarse unos a otros como mi cuidador. Se ha convertido en una especie de juego para ellos, ver quién puede hacer más por mí.

Sobre todo, me deleito en estar cerca de Nick, todo el día, todos los días. Trato de hacer que se tome un descanso de mí, pero no quiere escucharme hablar de eso. Excepto cuando va a tomarse una ducha él está conmigo, incluso cuando es de noche, duerme en la silla junto a mí.

El Dr. Jonas enyesa mi muñeca, y me permite tener mis costillas sin vendar temporalmente para tomar un baño. Incluso me proporcionan una silla de plástico para sentarme en la ducha. Podría haber vivido en este mundo de fantasía para siempre, pero inexorablemente, llega el martes. El regreso a clases es mañana, y no puedo darme el lujo de perdérmelo y que toda la atención caiga sobre mí.
—Quédate una noche más —implora Nick—. Te llevaré a casa mañana después de la escuela.

Así que me quedo. Sólo tengo mi ropa rota y ensangrentada que había sido tomada el primer día, y tirada a la basura, supongo, y sólo he estado vistiendo un par de pijamas de Avery. Ella me trae un par de pantalones y un top prestado para vestir mañana en la escuela, ya que es improbable que seamos de la misma talla. 

Estas son las mejores ropas que he vestido, pero de una manera muy femenina y vanidosa, me alegro de que Nick pueda verme al menos una vez en algo que no es deforme y feo. Me despierto a la mañana siguiente, vendando mis costillas más fuerte, no es una tarea fácil con una muñeca enyesada. Todavía estoy muy adolorida, pero sé que puedo lograrlo. Me miro en el espejo, mi rostro está manchado con moretones púrpura y amarillo. Aunque la mayor parte de la hinchazón ha bajado. Mi labio está sólo un poco hinchado, el mayor inconveniente de eso es que me duele cuando Nick me besa, por lo que lo ha hecho muy poco.

Conducimos hacia la escuela en una nevada ligera. Nick me ha dado su abrigo en contra de mis protestas, ya que su chaqueta se encuentra todavía en mi casa. Estoy feliz que él insistiera, porque su chaqueta ha perdido su aroma hace tiempo, pero su abrigo está lleno de él. Él se encuentra ya corriendo la voz entre algunos de sus amigos sobre mi “accidente automovilístico”, sabiendo que su palabra llegará a toda la escuela. Sigue frustrado conmigo porque no le diré exactamente qué pasó.

Encuentro que mi “accidente” me hace receptora de cierta simpatía, probablemente más por la forma en que mi rostro luce que nada. No sólo nadie intenta hacerme daño o hacer que tropiece, en realidad ellos sostienen la puerta para mí y me ayudan a cargar mis libros, los que afortunadamente son dejados con Nick, cuando no estoy con él. 

Sobre todo, esto es llevado a cabo por los amigos de Nick, con los que estoy agradecida cuando me encuentro con Demi en los pasillos y veo no sólo su falta de simpatía en sus ojos, sino también su ira.

Después de la escuela Nick discute conmigo, tratando de conseguir que regrese a su casa. Sólo quiero hacer esto, tomar el camino fácil y esconderme tanto como pueda. Él hace que sea mucho más difícil cuando me mira con súplica desesperada en las oscuras profundidades de sus ojos. No sé qué es lo que sabe, pero creo que tal vez sospecha la verdad, o algo cercano a ella.

Finalmente, cede cuando sostengo mi razón.
—Al menos déjame llevarte a tu casa. No deberías estar caminando tan pronto.

Así comienza una nueva discusión, pero encuentro a Nick tan terco como lo soy yo. Nos comprometemos a que no me dejará enfrente de mi casa, sino en frente de la casa de al lado, y que él me dejará hacer sola mi camino a casa. Me ayuda a salir del coche, tirando de mí cerca para un suave abrazo, dejando besos en mi rostro y ligeramente en mi boca. Presiona algo en mi mano y miro hacia abajo para ver un teléfono celular ahí.
—No —protesto, mi voz sigue estando un poco áspera.
—No es de parte mía. Es de papá— Cuando empiezo a devolverlo, envuelve su mano alrededor de la mía, atrapando el teléfono ahí —Pertenecía a uno de sus empleados que ya no trabaja para él. Mi papá paga cada mes para que esté en un cajón. Le preocupa que no tengas un teléfono. Es un préstamo. Tómalo.
—No puedo...
—Por favor. Por mí. Tiene todos nuestros números de teléfono programados en él. Todo lo que tienes que hacer es llamar y vendré, estaré aquí antes de que termines de marcar.
—Nick...
—Es sólo un préstamo— Él ve mi duda —Si no lo tomas, lo tiraré de vuelta en mi coche ahora mismo y te mantendré de rehén en mi casa hasta que estés de acuerdo.
Le sonrío. —¿Dónde está la amenaza en eso?― Él se ríe, besándome suavemente.
—Por favor, tómalo. Mi mamá no me dejará regresar a la casa si no lo haces.
Me rindo. —Bueno, no podemos permitir eso, ¿verdad?

Él me muestra cómo usar el teléfono, ya que nunca he tenido uno para mí misma. Él tiene, por supuesto, programado el suyo como la primera marcación rápida. Me besa de nuevo, y me sostiene firmemente. Me relajo en él, temiendo ya el momento de irme hasta que pueda verlo de nuevo.
—Te extrañaré esta noche —le digo.
Él mira hacia mí.
—Llámame antes de ir a la cama.
—Está bien. —Me libera y me dirijo hacia mi casa, atemorizada de entrar, pero sabiendo que es tiempo de hacerlo. Él espera hasta que he llegado a mi puerta antes de alejarse y volver a entrar a su coche. 

Mamá está sentada en el sofá, pero en lugar de estar medio dormida o viendo la TV, está sentada, con la cabeza entre las manos, y los brazos apoyados en las rodillas. Levanta la vista mientras cierro la puerta detrás de mí. El alivio inunda su rostro al verme ahí. Me acerco para ponerme de pie ante ella y sus ojos me dan una ojeada, observando el yeso en mi brazo, y mi frente cosida antes de detenerse en mi mirada. La sostiene por un minuto, luego mira hacia otro lado.
—Yo estaba... pensé... no sabía dónde estabas —tartamudea, y si no supiera mejor, podría creer que hay preocupación en su voz.
—Quieres decir, que no sabías si estaba viva o no —le digo, con miedo girando a través de mi estómago al pensar en lo que podría hacerme por hablarle de esa manera. Me mira de nuevo y su rostro se retuerce con culpa. Siento un momento de compasión por ella, pero que desaparece cuando tomo una respiración profunda y mis costillas se estremecen en protesta. —Estoy viva y estoy de regreso, y necesito descansar para recuperarme completamente.

Me muevo más allá de ella hacia las escaleras, mirando hacia la cocina. Ella ha limpiado el desorden, tallado la pared y el suelo de modo que no permanezcan evidencias. Es mucho para su preocupación por mí, personalmente, me parece que estaba más preocupada acerca si podría ser atrapada. Doy un paso en las escaleras, y me vuelvo para enfrentarla de nuevo, con mi corazón palpitando. Ella me observa de cerca.
—No puedes hacerme esto de nuevo. No puedes hacerme daño nunca más— Ella no dice nada, así que me doy la vuelta y subo por las escaleras. En mi habitación, me acuesto en mi cama, mareada por el esfuerzo que me tomó enfrentarme a ella.

Un nuevo tipo de vida comienza de nuevo. Porque es mi muñeca derecha la que está rota, así que requiero ayuda para hacer mi tarea, tanto en la escuela (para lo que curiosamente hay un montón de voluntarios, de nuevo en su mayoría amigos de Nick, pero también varios de los “perdedores” que comparten nuestra mesa del almuerzo) como con mi tarea después de la escuela. Le digo esto a mi madre, sorprendida cuando no discute. 

Así que después de la escuela, voy a casa con Nick y me quedo en la tarde y hasta la noche cada día. Denisse parece feliz con esto, y se asegura de que tengo la cena cada noche antes de irme. Me recupero rápidamente, probablemente porque mi cuerpo está recibiendo más alimentación de la que nunca he tenido. Me encuentro a mí misma encajando en una familia, y me gusta cómo se siente.

Avery se asegura de mostrarme un montón de embarazosas fotos de Nick, especialmente de unas en las que está peinando su cabello cuando éste era más largo. Le soborno para ver esas dejándole peinar el mío. Me muestra una foto de los miembros de la familia, incluido el abuelo Nick por el que Nick fue nombrado, y eso trae un claro de recuerdo de Nick cuando era niño.

El primer día de escuela, él había anunciado su nombre enfrente de la clase, diciéndole a todos que había sido nombrado por su abuelo Nick, y por los próximos años, cada vez que se presentaba a alguien nuevo, repetía la misma historia. Por el tiempo en que estuvimos en cuarto grado, todos estábamos muy conscientes de dónde había salido su nombre.

Me río ante el recuerdo y les cuento a sus hermanas acerca de eso, quienes lo encuentran como algo genial para burlarse de él. Empiezan a llamarlo “Nick quien fue nombrado por su abuelo” como un nombre largo.

Cada noche cuando regreso a casa, limpio la cocina y la sala de estar, aunque no es tan difícil como antes, porque mamá está haciendo algo de esfuerzo en eso también. Limpio mi baño mientras me preparo para ir a la cama, entonces llamo a Nick tan pronto como estoy en la cama, y hablamos hasta que uno de los dos o ambos se queda dormido.

A medida que el clima se vuelve más frío, algunas veces bajando por debajo de cero grados por la noche y lucha por levantar a la mitad de adolescentes durante el día, Nick comienza a recogerme y dejarme enfrente de mi casa. Ignora mis protestas de que he estado caminando en un clima como éste por años, y cuando no parece haber ninguna queja de mamá, dejo de objetar.

Una noche, estamos solos en su casa. Estamos sentados en el piso de la sala de estar, haciendo la tarea de matemáticas. Este es mi lugar favorito para estar por todas las decoraciones navideñas. Una mezcla de adornos, hechos por los chicos Jonas a lo largo de los años, que engalanan el enorme árbol de Navidad, junto a los que fueron comprados en la tienda que fueron escogidos por los chicos. Cada uno está cuidadosamente marcado con su nombre y el año en que fue hecho el adorno o cuándo fue adquirido. De alguna manera, Denisse ha logrado que luzca elegante y acogedor a la vez.

El Dr. Jonas me dijo que necesitaba llevar el yeso hasta Año Nuevo, así que sigo sin poder escribir. Aunque no hemos aventajado mucho, ya que Nick se mantiene distrayéndome por besarme, pues la hinchazón de mi labio se ha ido ya no duele más. Además de que, prefiero besarlo que a las matemáticas, así que no estoy realmente protestando mucho.
—Quiero pedirte un favor —me dice entre besos. Está mirando mi boca, con sus largas y gruesas pestañas ocultando sus ojos, así que lo estoy teniendo difícil para pensar con claridad.
—Cualquier cosa —respiro, besándolo de nuevo. Él sonríe, luego mira a mis ojos, su mirada con oscura intención.
—Quiero que me digas algo.
—Está bien —estoy de acuerdo, dispuesta a decirle cualquier cosa. Levanta la mano, cepillando su pulgar a través de la cicatriz desvaneciéndose por encima de mi frente, siguiendo el movimiento con sus ojos. La laceración corre a lo largo de la línea de mi ceja, así que no es muy notable ahora que los puntos han sido removidos, y será eventualmente, casi imperceptible.
Sus ojos regresan a los míos, y en voz baja, de manera poco ceremoniosa, dice: —Quiero que me digas quién te hizo esto.
Me congelo bajo su toque. Su mirada no vacila. Bajo los ojos y me siento, alejándome de él.
—No me pidas eso —mi propia voz es baja.
—¿No confías en mí? —pregunta. Me vuelvo hacia él, sorprendida. Él está mirando hacia abajo, dibujando patrones en el suelo.
—Por supuesto que confío en ti, Nick. Yo te a... —Me detengo a mí misma, pero sus ojos llegan a los míos, manteniendo su cuerpo inmóvil.

Pienso en las palabras que casi había dicho, palabras que no pueden ser dichas en voz alta. Así que le digo la siguiente verdad. Bajo los ojos, tomo una respiración, luego lo miro fijamente de nuevo —Quiero decir, eres mi mejor amigo. Confío en ti más que en cualquier otro. Estoy pidiendo que confíes en mí cuando digo que no puedo decirte.

Sigue sin mover un músculo, observándome, esperando. Cuando no digo nada más, libera su respiración, mirando a otro lado. Finalmente, asiente con la cabeza.
—Puedo aceptar eso. —Se mueve entonces, arrodillándose, tirando de mí sobre mis propias rodillas hacia sus brazos —No me gusta, pero puedo aceptarlo. —Mantiene un brazo alrededor de mi cintura, atrayendo la otra para descansar a un lado de mi cuello, con un pulgar trazando mi mandíbula—. ¿Aunque, puedo preguntarte algo más?― Con un poco más de cuidado ahora, asiento con la cabeza. —¿Eso es todo lo que somos? ¿Amigos?
—Uh... —mis pensamientos se dispersan de nuevo.
—Porque pensaba que éramos algo más. —Él baja la cabeza hacia la mía. Cuando sus ojos están a sólo centímetros de los míos, me pregunta —¿Cuántos amigos hacen esto? —
Entonces su boca está en la mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario