miércoles, 30 de enero de 2013

Perfecta Cap: 50


–Miley, ¿estás bien, querida? –Mientras hablaba, Flossie Eidridge golpeaba con los nudillos el parabrisas del auto–. Hace casi media hora que estás ahí sentada en la oscuridad y con el motor en marcha.
Miley miró el rostro regordete de expresión preocupada y sacó la llave del contacto, apagó el motor del auto y bajó presurosa.
–Estoy perfectamente bien, señorita Flossie... Estaba pensando en algo... en un problema que tengo en el colegio, y olvidé dónde estaba.
Temblando en la noche gélida, Flossie se arrebujó en su abrigo.
–Ahí sentada te pescarás un resfriado espantoso.
Mortificada por haber perdido por completo la noción de tiempo y lugar, Miley tomó su portafolio del asiento trasero e hizo un esfuerzo por sonreír a su vecina. Impulsivamente se inclinó y besó la mejilla arrugada de la anciana.
–Buenas noches –dijo. Adiós, pensó. Ya habían pasado seis de las ocho noches que Nick le pidió que esperara.
Una vez que llegó al porche de su casa, buscó las llaves de la puerta en la cartera, abrió la puerta, entró y cerró la puerta. Cuando estiraba la mano para encender la luz, oyó una voz de hombre.
–No prenda la luz. –Miley sintió surgir un alarido de espanto en su garganta, pero lo contuvo cuando el hombre volvió a hablar–. Está bien, soy amigo de Nick.
–¿Y por qué debo creerle? –preguntó Miley, cuya voz temblaba tanto como sus manos.
–Porque –contestó Dominic Sandini con una sonrisa en la voz– he venido a echar una mirada y a constatar si el camino está libre por si de repente usted decidiera hacer un viajecito.
–¡Maldito sea! ¡Me dio un susto tremendo! –explotó Miley, entre enojada y divertida, desmoronándose contra la puerta.
–Lo siento.
–¿Cómo logró entrar? –preguntó ella, sintiéndose un poco absurda al hablar con un desconocido en plena oscuridad.
–Entré por atrás, después de echar un vistazo por los alrededores. Tiene compañía, señora.
–¿Compañía? –Miley estaba tan desorientada que supuso que había alguien más en la habitación y empezó a mirar a su alrededor.
–La están vigilando. Un camioncito azul estacionado del otro lado de la calle observa la casa, y una furgoneta negra la sigue a todas partes. Tiene que ser el FBI... ellos usan coches que no vale la pena robar, pero son más hábiles para vigilar que la policía local. Los autos –agregó con orgullo– son mi especialidad.
–¿Usted... vende automóviles? –preguntó Miley, ignorando por el momento el problema del FBI ante la alegría de poder estar conversando con alguien que se decía amigo de Nick.
–Algo por el estilo –contestó el desconocido con una risita–. Pero cuando los vendía era sin papeles, no sé si entiende lo que le quiero decir.
–¿Usted... robaba automóviles? –preguntó Miley, inquieta.
–Sí, pero eso era antes –contestó el desconocido, lanzando otra risita–. Ahora me he reformado.
–¡Me alegro! –exclamó ella con sinceridad. No resultaba tan tranquilizante que el amigo de Nick fuese ladrón de autos. De repente Miley comprendió que tal vez su visitante invisible fuera capaz de hacer desaparecer el resto de sus temores.
–Nick no está en Los Ángeles, ¿verdad? No está amenazando a otra gente, ¿no?
–No sé dónde está ni lo que está haciendo, y le aseguro que ésa es la verdad.
–¡Pero debe saberlo! Es decir... obviamente ha hablado con él...
–No... yo no. A Nick le daría un ataque si supiera que vine en persona y que me involucré en esto. Se suponía que este asunto sería manejado por gente de afuera, pero comprendí que sería mi única oportunidad de conocer a su Miley. Usted debe de quererlo muchísimo.

El desconocido permaneció en silencio y Miley habló en voz baja.
–Si, lo quiero muchísimo. Supongo que también usted lo querrá, para haber corrido un riesgo tan grande viniendo acá.
–¡Diablos! No es ningún riesgo –contestó el desconocido con tono fanfarrón–. No estoy haciendo nada ilegal. Lo único que he hecho es detenerme a visitar a la amiga de un amigo, y no hay ninguna ley que me lo impida, como tampoco hay una ley que me impida entrar por la puerta de atrás y esperarla en la oscuridad. En realidad, mientras lo hacía hasta arreglé la cerradura de la puerta trasera. Esa cosa no hubiera impedido que un chico entrara en esta casa. ¿Eso significa que soy o no un ciudadano respetuoso de la ley? –bromeó.
Había dicho que fue hasta allí para asegurarse de que Miley estuviera en condiciones de hacer el viaje, y justamente cuando ella estaba por preguntarle qué significaba eso, él se encargó de proporcionarle la explicación con el mismo tono jovial y despreocupado.
–De todos modos, el motivo que me trajo hasta aquí es que Nick quería que usted tuviera un auto nuevo... por si dentro de un par de días decidiera hacer un largo viaje... así que me ofrecí a entregarlo. Y aquí estoy.
Miley supuso de inmediato que tendría que usar ese auto, en lugar del suyo, para despistar a sus perseguidores cuando se alejara de Keaton, dos días después.
–Asegúreme que no es un auto robado –pidió en un tono que hizo que el desconocido largara una carcajada.
–No, no es robado. Como le dije, me retiré del negocio. Nick lo pagó y yo decidí entregar su regalo, eso es todo. No hay ninguna ley que impida que un convicto prófugo compre un auto para una señora con su propio dinero bien habido. Ahora, la forma en que ella decida usar ese auto no es asunto mío.
–Esta noche no vi ningún auto frente a mi casa.
–¡Por supuesto que no! –exclamó él con tono de horror exagerado–. No creí que fuera prudente quebrantar alguna ordenanza municipal llenando de autos estacionados una calle tan linda como la suya. De manera que lo entregué en una plaza de estacionamiento situada detrás de un lugar de la ciudad llamado Keldon's Dry Goods.
–¿Por qué? –preguntó Miley, sintiéndose una tonta.
–Ésa es una pregunta interesante. No sé por qué tuve un impulso tan loco como ése –bromeó, y de repente a Miley le recordó el carácter incorregible de sus alumnos de ocho años–. Supongo que imaginé que si alguna mañana usted estacionaba su propio auto frente a esa tienda, tal vez tuviera ganas de entrar, de mirar a su alrededor, y después salir por la puerta trasera y dar una vuelta de prueba en el auto nuevo. Por supuesto que tal vez eso les dé rabia a los hombres que la siguen. Es decir, a ellos les resultaría difícil imaginar hacia qué lado fue, qué auto maneja y qué ropa lleva puesta... suponiendo que una vez dentro de la tienda usted tuviera repentinas ganas de ponerse un suéter diferente o algo que por casualidad llevara en su portafolio. ¿Sabe a qué me refiero?
Miley asintió en la oscuridad, temblando ante el tono de clandestinidad de todo lo que el desconocido acababa de decir.
–Sé a qué se refiere –contestó con una risita nerviosa.
La mecedora crujió cuando él se puso de pie.
–Ha sido muy agradable poder conversar con usted –dijo, mientras su mano rozaba el brazo de Miley–. Adiós, Miley de Nick. Espero que sepa lo que está haciendo.

Miley también lo esperaba.
–No encienda las luces de atrás de la casa hasta que me haya ido.
Miley escuchó los pasos lentos del desconocido y tuvo la sensación de que caminaba con una leve renquera.

*******

Tony Austin oyó un ruido a sus espaldas y se dispuso a encender la lámpara que había a su lado, sobre una mesa. En ese instante notó que se movían los cortinados que cubrían los ventanales corredizos.
–¡No prendas la luz! –ordenó una voz y, en ese momento una sombra se apartó de las cortinas– Desde aquí te veo perfectamente bien.
–¡No necesito luz para reconocerte la voz! ¿Por qué demonios no entraste por la puerta del frente? –preguntó Austin, alejando la mano de la lámpara y ocultando su sorpresa tras un tono de desprecio–. La dejé abierta para que pudieras entrar.
–¿Tienes alguna idea del tiempo que hace que quiero matarte?
–Hace cinco años perdiste tu oportunidad. ¿Dónde está el dinero?
–Eres igual a un vampiro. Desangras a la gente.
––Cállate la boca y entrégame el dinero.
La sombra que estaba junto a los cortinados alzó la mano y Tony vio el arma.
–¡No seas imb/écil! Si me matas, en veinticuatro horas sabrán que has sido tú.
–¡No! No lo sabrán. ¿No te has enterado de que Nick Jonas está suelto y anda alborotando el avispero? –Su carcajada aguda heló la sangre de Tony.
–Está haciendo llamados amenazadores. La gente cree que yo también recibí uno. Me encargué de que lo creyeran. Pensarán que él te mató. ¡Hace tanto tiempo que espero este momento! –Levantó el arma, apuntó...
–¡No seas loco! Si me matas tra...
El disparo hizo un pequeño agujero en el pecho de Tony Austin, cerca de la clavícula. Pero no tuvo importancia que la bala de punta hueca no le hubiera perforado el corazón. En el momento del impacto se fragmentó a lo largo de toda la cavidad pectoral de Austin, matándolo instantáneamente.

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chan chan chan hahahha  ok ya 
Male espero te guste :s eres la única que comenta y la pareja de liam y demi seria Diam por que la otra opción era Lemi y no suena bien hahah asi que con aby lo dejamos en Diam

2 comentarios:

  1. asdfghjkl me encanto suguela pronto, esto cada vez se confunde mas

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  2. AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW JENY JENY JENY JENY CUANTO LAMENTO NO HABER COMENTADO PERO NO TENGO INTERNET Y SE HACE DIFICIL LO QUE SI ES A TU NOVE LA LEO POR MI TELEFONO...
    AME EL CAPIS YA QUIERO SABER QUE PSARA CON NICK ADEMAS STOY CONFUNDIDAD SUBRE PRONTO

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